Caibarién

Caibarién: pescar en el filo del cambio climático

Caibarién no solo vive del mar: vive con el mar. Y cuando el mar cambia, todo cambia. En este municipio costero, el más expuesto de Villa Clara a los eventos meteorológicos extremos, la pesca no es solo oficio: es termómetro ecológico, memoria viva y resistencia cotidiana. El paso del huracán Melissa por Cuba, aunque no tocó directamente sus costas, reactivó una preocupación que ya venía creciendo: la permanente influencia del Cambio Climático. Un equipo de nuestro proyecto de comunicación estuvo por Caibarién y nos trae esta historia.

Michel Leiva Pérez lo ha visto con sus propios ojos la disminución de peces en la plataforma insular. «Yo pesco desde niño. Y desde que pasó el ciclón Irma, que fue uno de los más desastrosos, el fondo se ha convertido en fango, los pastos marinos han disminuido, el pedraplén se lo comió por una parte. El cambio climático también ha contribuido mucho a la muerte de los corales, de los ramajos, de los arrecifes”, explica con la serenidad de quien ha aprendido a leer el mar como un libro abierto.

Michel no siempre fue pescador. Durante diez años integró el equipo nacional de vela y fue subcampeón centroamericano. Cuando lo reconocieron como gloria deportiva, decidió dedicarse a algo que siempre le gustó: la pesca estatal. Se formó como patrón en la escuela naval de La Habana y hoy lidera el barco Plástico 29, el más productivo del país.

Su embarcación, con siete tripulantes, practica una pesca artesanal: boliche y chinchorro, sin arrastre. “Confeccionamos una malla selectora de medida 35, que permite que las especies de menor tamaño salgan. Eso ayuda a preservar los ciclos naturales”, explica. Pescan cerca del parque Nacional Los Caimanes y respetan estrictamente las zonas vedadas. “Tenemos conciencia. Sabemos que ahí se crían especies que hay que proteger. No todo es capturar, también es cuidar y enseñar”, afirma.

Pero cuidar no siempre basta. Las especies de la plataforma han disminuido. “Los ciclones han sido una de las principales causas. Cada vez que pasa uno, algo cambia en el mar. Y el cambio climático lo agrava. Hay menos peces, menos corales, menos vida”, dice Michel, mientras anota cada salida en su libreta.

A pesar de todo, en abril cumplieron su plan de 60 toneladas y lo superaron con 106. “Nos va bastante bien. Sabemos adaptarnos. Salimos con la luna, con el desove. Aprovechamos cada oportunidad”, cuenta Michel, quien también ha compartido sus prácticas en foros nacionales como ejemplo de sostenibilidad.

La tripulación opera como una familia. “La unión es clave. El resultado no es solo del patrón, es de todos. Nos llevamos bien, estamos condenados a entendernos”, dice con una sonrisa que mezcla orgullo y cansancio.

En Caibarién, pescar es resistir. Es leer el mar como calendario, cuidar lo que queda y enseñar a otros a hacerlo. Pero también es vivir al borde de lo impredecible, entre la abundancia que fue y la incertidumbre que viene. Y mientras el clima siga cambiando, los hombres del mar seguirán saliendo, anotando, enseñando… y esperando que el viento no sople en contra.

Fotos Naturaleza Secreta

Autor: Armando Rodríguez Batista

Texto tomado del perfil de Facebook de CMHS Radio Caibarién.

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