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El béisbol, más que loas, retos

Los playoffs salvaron una temporada gris de la serie nacional, pero esas luces deben servir, sobre todo, para iluminar el futuro

Las Tunas campeon SNB62

Con la coronación de Las Tunas terminó una Serie Nacional que, para ser justos, se salvó en los últimos innings. Fue una temporada técnica y tácticamente jugada por debajo de los estándares internacionales y con desaguisados organizativos que afectaron el sentido de espectáculo que merece nuestro principal torneo deportivo.

Sin embargo, la decisión de eliminar el requisito de repatriación para incorporarse al torneo junto con los ajustes en el calendario y horarios para privilegiar juegos nocturnos durante la postemporada tuvieron el efecto de un Grand Slam en el noveno inning con dos outs y tres careras debajo en el marcador.

Más que reiterar los problemas acumulados a lo largo de la campaña beisbolera, la clave está en no dejar que las buenas sensaciones de los playoffs nublen la mirada y el enfoque crítico en aras de un mejor futuro.

Las tensiones económicas que impactan al país deberían ser asumidas como oportunidades para gestionar con sentido innovador los campeonatos cubanos de béisbol. Hay un binomio que sigue suspenso: calidad-espectáculo.

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A veces, los números no lo dicen todo. Hay para todas las lecturas. Aquellos que indican una dirección en los análisis y también los que apuntan al sentido contrario. En cualquier valoración la calidad de la pelota TeamMate influyó.

Resultó además un torneo atípico, con subseries de cinco juegos seguidos bajo el más encarnizado sol del Caribe y en un momento difícil para el picheo. Ningún equipo disponía de una rotación capaz de asumir con éxito ese reto, y del bullpen ni hablar.

Esperemos que no se repita un calendario así y que la serie nacional disponga de los privilegios que le corresponden como torneo beisbolero representativo de todo el país.

La afición colmó las instalaciones deportivas.
La afición colmó las instalaciones deportivas

La recién concluida justa confirmó, una vez más, deficiencias en el pensamiento táctico, desconocimiento o mala ejecución de los fundamentos de juego y errores en las poses técnicas. Nada nuevo. El béisbol cada vez “se juega” más de los hombros hacia arriba. O en términos del filósofo Descartes: pienso, luego juego.

Habrá que intensificar métodos pedagógicos que combinen aula y terreno. No todo se resuelve en lo segundo. Podrá no haber talento, pero si hay oficio se juega un béisbol decente.

Igual sucede con los directores y entrenadores, disponemos en Cuba de expertos con herramientas para contribuir a su formación: Doctores de academia y de terreno, y estos últimos son tan imprescindibles como aquellos.

Lo primero es asumir con sentido crítico que nuestro béisbol necesita transformaciones en su gestión, dentro de las dos rayas de cal y fuera de ellas. Nada se logrará por los mismos caminos trillados.

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La postemporada demostró que la pelota sigue rodando en el alma de este pueblo. Llena estadios aun en tiempos de poco transporte y de otras carencias materiales. Vibra, salta, emociona, aunque apenas se hayan conectado dos jonrones en la final, lo nunca visto en esa instancia, que estuvo a tres innings de irse sin un palo de vuelta entera. Increíble. ¿Fuerza o TeamMate?

Ante quienes amplifican lunares insanamente, ha de responderse con organización, estrategias inteligentes, optimización de recursos materiales y humanos, y la salvadora máxima de vivir para el béisbol y no del béisbol.

La ausencia de un acuerdo con MLB debido a la negativa del Gobierno de Washington resulta impedimento y a la vez reto para el desarrollo de nuestro deporte nacional. La clave radica en minimizar el impacto de lo primero y buscar alternativas que satisfagan lo segundo.

Nada debe ser ajeno en aras de construir puentes donde otros ponen muros. Y la mirada ha de ser también hacia adentro, donde hay muchas malezas que quitar del camino.

Béisbol y cubanía - 62 Serie Nacional de Béisbol
Béisbol y cubanía siguen siendo un matrimonio sólido.

Volvamos al tándem aún con notas bajas: calidad y espectáculo. Ahí cabe todo, desde los uniformes, pelotas, arbitraje, salarios, alimentación, horarios, ciencia, innovación, tecnologías (en el sentido amplio del término), hasta la integración de diferentes actores económicos para potenciar el sentido lúdico y cultural del béisbol para los cubanos.

La postemporada dejó luces (no solo por jugar de noche). Que no se apaguen. 

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