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Se conmemoran hoy veinte años de los atentados del 11 de septiembre en EE. UU.

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Estados Unidos conmemora este sábado el 20 aniversario de los peores atentados de su historia, un hecho que cambió el curso de la historia no solo en la nación norteña, sino en todo el planeta.

Las ceremonias de este año cobran un especial significado, porque coinciden con la salida apresurada, caótica y humillante de las tropas estadounidenses de Afganistán, cuyo control pasó nuevamente a manos de los mismos talibanes, desalojados del poder hace 20 años, al lanzar el entonces gobierno de George W. Bush su guerra contra el terrorismo.

Los talibanes fueron acusados entonces de dar protección a los ideólogos de los atentados perpetrados por Al Qaida el 11 de septiembre, pero 20 años después, no solo la milicia fundamentalista afgana está de vuelta al frente de los destinos de su país, sino que la organización terrorista de Osama Bin Laden tampoco ha desaparecido y continúa siendo una amenaza latente, pese a la muerte de su líder.

Como destacan muchos analistas, la ofensiva antiterrorista estadounidense a escala global terminó convertida en una guerra interminable, que en el caso de Afganistán se prolongó por veinte años y solo concluyó oficialmente hace unas semanas, con el retiro militar estadounidense.

Observadores han llamado la atención sobre cómo ese repliegue apresurado buscaba evitar que la conmemoración del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre, este sábado, no cargara con el simbolismo de que continuara la fracasada guerra estadounidense en el país centroasiático.

Se conmemoran hoy veinte años de los atentados del 11 de septiembre en EE. UU.

Los analistas recuerdan hoy que la invasión estadounidense de Afganistán bajo el pretexto de una campaña antiterrorista internacional, se replicó en Irak, pero ya bajo un nuevo lineamiento en el quehacer de la política exterior de la superpotencia, las intervenciones militares para expandir la democracia, implementadas contra gobiernos que no eran afines a Washington, sobre todo en Oriente Medio.

La aplicación del guión de cambio de régimen llevó al caos a algunas naciones y terminó generando atroces guerras civiles como en Libia o Siria, al tiempo que el paso de los años evidenció el desgaste de Estados Unidos cuando pretendió resolver problemas complejos en otras naciones, como en Afganistán.

Mientras, la supuesta campaña antiterrorista de la nación norteña destruyó países, no erradicó el terror, sino que lo multiplicó, con atentados en España o Francia, de cariz islamista, o el crecimiento y la expansión de más agrupaciones extremistas, como el Estado Islámico.

Aún más radical que Al Kaeda, el Estado Islámico no se conformó con asestar golpes puntuales contra los intereses de Occidente, sino que se lanzó a la conformación de una especie de estado en los territorios que ocupó en Irak y Siria, hasta que fue derrotado.

Sin embargo, el Estado Islámico se ha expandido ahora a otras regiones y países, sobre todo en Estados débiles de África, y hasta se atrevió a golpear a Estados Unidos con un atentado suicida en Kabul, que mató a 13 militares del Pentágono que ayudaban en la retirada de Afganistán.

Se conmemoran hoy veinte años de los atentados del 11 de septiembre en EE. UU.

Las guerras interminables y la campaña antiterrorista libradas por la superpotencia a raíz de los atentados del 11 de septiembre dejaron 363 mil civiles muertos por los ataques estadounidenses, según una estimación de la Universidad de Brown.

De manera acumulativa, el número total de civiles muertos podría muy bien superar el millón de personas, si se tienen en cuenta las muertes indirectas debidas a la guerra que provienen de la infraestructura y los hospitales destruidos, las enfermedades y el desplazamiento.

Hubo también fragrantes a los derechos humanos, incluyendo centros de reclusión asociados a excesos físicos y legales, incluida la tortura, como los de Abu Grahib y la cárcel de Guantánamo, todavía abierta y donde uno de sus internos es Jalid Sheij Mohamed, considerado el ‘cerebro’ de los atentados del 11 de septiembre.

En los mismos Estados Unidos, el 11 de septiembre supuso un cambio masivo en las políticas de seguridad nacional y legitimó la práctica discriminatoria de cuestionar a una persona según su raza o religión.

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