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Septiembre de nuevos comienzos

Este 1 de septiembre cada rincón de Cuba será una fiesta. Las escuelas cobrarán vida. Algarabía, risas y la buena vibra de estudiantes, padres y maestros contagiarán cada aula y le devolverán su antiguo esplendor.

El inicio del curso escolar genera muchísimas emociones, expectativas y responsabilidades en los integrantes de cada familia cubana. Alegría para los niños y niñas que van por primera vez a la escuela. En sus caras se refleja el regocijo de vestir el uniforme nuevo que con tanto cariño arregló mamá, abuela o la costurera del barrio. De igual modo, ese día los más pequeños de casa hacen gala de los mejores peinados y también de su sonrisa más franca para agradar a la maestra y al mismo tiempo, hacer amigos para toda la vida.

Para los que continúan estudios significa el reencuentro con sus antiguos compañeros de aula después de casi dos meses de vacaciones. No alcanza la jornada para contar las anécdotas del verano, las buenas y no tan buenas noticias, las aspiraciones en este nuevo comienzo. Sin lugar a dudas, la escuela se convierte en ese segundo hogar cargado de complicidad donde además de aprender, se cosechan vínculos que perduran a través del tiempo.

Asimismo, el inicio de un nuevo periodo lectivo entraña otras emociones como ansiedad e incertidumbre ocasionados por el miedo a lo desconocido, sin embargo, con el decursar de los días disminuye y hasta desaparece. En esta situación, los amigos, los maestros y la familia desempeñan un rol esencial.

Para los padres, un nuevo curso escolar supone la materialización de todos los preparativos que conlleva este proceso y a pesar de las difíciles condiciones hacen hasta lo imposible para que esta etapa en la vida de su hijo o hija sea inolvidable. Desde el mes de agosto e incluso desde antes, mamá y papá buscan los foros para los libros y libretas, las mochilas, loncheras, zapatos, medias blancas. En fin, es un desafío organizativo. 

De igual forma, la vuelta a las aulas marca el inicio de una rutina fuerte para la familia: levantarse bien temprano, preparar el desayuno y la merienda, ajustar y gestionar los horarios. No obstante, los padres saben que en la educación está el futuro. Desean que sus hijos tengan un buen año, aprendan, socialicen y encuentren la inspiración en sus profesores.

Para los educadores, un nuevo periodo lectivo representa la dicha de tener nuevamente el aula llena, de poderle mostrar a los niños, adolescentes y jóvenes un salón de clases decorado con mucho amor y dedicación. Es la oportunidad para encender en los que saben querer y son la esperanza del mundo una chispa de curiosidad que dure para siempre y, sobre todo, la oportunidad de hacer de las nuevas generaciones mejores personas.

El inicio del curso escolar es mucho más que el primer día de clases. Es un proceso que implica y moviliza a la sociedad en su conjunto. Es el punto de partida para nuevos comienzos.

Este 1 de septiembre cada rincón de Cuba será una fiesta. Las escuelas cobrarán vida. La algarabía, risas y la buena vibra de estudiantes, padres y maestros contagiarán cada aula y le devolverán su antiguo esplendor. Volver a las clases no se trata del final de las vacaciones sino del inicio de un viaje increíble llamado aprendizaje. Por eso, todos los logros en esta etapa dependen de la actitud, esfuerzo y constancia de los educandos, del apoyo incondicional de la familia y de la capacidad de los profesores para sembrar en sus estudiantes la semilla del conocimiento y la superación.

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