Ciencia y tecnología

Teléfono inteligente: vibración fantasma

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El impacto de la telefonía móvil ha sido tanto, que no se concibe ya la vida sin esos aparatos porque nos favorece la comunicación, nos entretiene, ofrece servicios y funciones que nos viabilizan el día a día, nos ayuda a organizarnos, y más; pero es Internet la guinda del pastel porque sus bondades son infinitas. Por eso el teléfono pasó de ser un objeto exclusivo a masivo y necesario. Todo el tiempo lo cargamos en el bolso, en el bolsillo de la ropa, en la mano, o sobre la mesa.

Por lo general las personas nomofóbicas no pierden de vista su teléfono por mucho tiempo. El comportamiento es similar en todos: lo tienen encima, o cerca, lo revisan constantemente, no importa si van caminando por la acera o en la guagua, si están comiendo, reunidos, o trabajando, no se despegan del aparato porque no se sienten tranquilos sin ellos, y asumen que puede ser caótico si se pierden alguna notificación. Y si usted hace la prueba de alejárselo por un rato podrá notar cómo se desesperan, desorientan, y les provoca reacciones, incluso, peores.

Uno de los síntomas de la adicción al teléfono inteligente es ese síndrome llamado vibración fantasma que debe su nombre precisamente a la falsa sensación de que el aparato notifica la llegada de algún mensaje, comentario, llamada, pero que en realidad no fue recibida, todo fue un espejismo concebido por el cerebro.

El término vibración fantasma no es nuevo. Desde hace más de diez años los psicólogos lo abordan con preocupación porque ya en ese entonces, de acuerdo con experimentos en población común y variada, un alto por ciento de la muestra aseguró sentir a cada rato las alertas de sus teléfonos sin que de verdad se hubieran producido. Y, ahora, desde el incremento de relojes —también ¿inteligentes?— este fenómeno lejos de disminuir, crece.

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Fotografía tomada de https://www.semana.com

¿Quiénes son las personas nomofóbicas que experimentan este tipo de manifestación? Cualquiera puede ser, pero abundan los adolescentes, jóvenes, quienes estén pasando por un episodio complicado de inestabilidad emocional, tengan autoestima baja o dificultad para socializar, y ese déficit de interacción lo intentan suplir en redes sociales o a través de aplicaciones de mensajería instantánea.

Según estudios afines, cuando la dependencia psicológica a los teléfonos es más crónica hace que las personas no solo estén alertas, sino que imaginen que sienten las notificaciones. Esa ansiedad por recibir mensajes de texto y de WhatsApp, por ejemplo, se manifiesta más en determinados momentos del día, dependiendo del nivel de concentración que se tenga en lo que se hace.

¿Por qué se produce? La señal que emiten nuestros aparatos es un patrón que aprendieron los sentidos. Durante mucho tiempo le enseñamos a nuestras mentes a encontrar en la vibración del teléfono la alerta de mensaje nuevo. Entonces, cuando se está ansioso o en espera, se cree detectar ese aviso confundido con un movimiento muscular, o el roce de la ropa, incluso un sonido agudo que sugiera cómo suena cuando está sobre una superficie dura.

Esa vibración fantasma es una manera de anticiparse a un hecho deseado, y se relaciona con el uso excesivo del teléfono móvil.

Aunque no es un trastorno psicológico de gravedad, sí puede ser la antesala de un problema mayor de apego y psicosis. ¿Cómo enfrentarlo? Atacando la nomofobia, limitando la sobreutilización del aparato, estableciendo horarios, silenciando los informes para no recibir alertas y favorecer la desconexión.

Lo más importante será en ese tiempo de ocio que resta, procurar entretenimiento, alguna actividad que poco a poco ayude a mantener la mente ocupada para olvidar la preocupación por el teléfono móvil, que no es más que un vicio, una adicción, y como todas, perjudica la salud.

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