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Las personas cuidadoras y su importancia humana

Una persona cuidadora es quien brinda el apoyo necesitado para el cuidado de otro individuo que se halla en situación de dependencia

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El 5 de noviembre se celebra el Día Internacional de las Personas Cuidadoras. Este aniversario se creó en el año 2014, para distinguir la profesión practicada por cuidadores profesionales y familiares que dan lo mejor de sí mismas en la atención y cuidados a determinadas personas para la mejora de su calidad de vida; quien necesita de esta asistencia puede ser desde un niño hasta una persona mayor. Pueden requerirse cuidados debido a una lesión, una enfermedad crónica o por discapacidad. Una persona cuidadora es quien brinda el apoyo necesitado para el cuidado de otro individuo que se halla en situación de dependencia, ya sea de modo temporal o permanente, para solucionar sus necesidades básicas y colaborar a mejorar su calidad de vida.

Tipos de cuidadores

Existen los tipos de cuidador profesional y cuidador familiar. El profesional o formal es aquella persona que brinda un servicio de atención y asistencia domiciliaria mediante pago, que comprende las labores domésticas, así como de auxiliar de enfermería. Emplea conocimientos teóricos y prácticos para como soporte y ayuda en su trabajo diario, así como la atención de las solicitudes y obligaciones hacia la persona que cuida. Este tipo de cuidador debe poseer habilidades, enseñanzas previas y práctica acerca del cuidado de personas con un estado de dependencia, tanto por enfermedad, como por su avanzada edad o por discapacidad.

El cuidador familiar es realizado por un integrante del grupo familiar, un amigo o alguien relacionado con la persona a cuidar. No tiene capacitación formal, no recibe ninguna retribución monetaria y no tiene un horario establecido para realizar estas labores de cuidado. Tradicionalmente la familia ha ejercido un papel importante en el cuidado de algún integrante del grupo familiar. En algunos países, como es el caso de España, se calcula que el 85 por ciento de los cuidadores familiares que se dedican exclusivamente al cuidado de un ser querido son del sexo femenino. Entre sus principales responsabilidades se encuentra el aseo personal, alimentación, suministrar el tratamiento médico prescrito al paciente, mantener la limpieza del sitio donde está colocada la persona a cuidar, control de la tensión arterial, emplear terapias de rehabilitación, cambiar de posición al paciente en la cama y moverlo periódicamente, conducir al paciente en los traslados a los centros de salud o a una consulta médica y otras funciones indicadas por el médico de asistencia o a petición de la familia del enfermo.

Sobre el familiar cuidador

El trabajo desarrollado por el cuidador familiar es complejo y nada fácil pues en la mayoría de los casos necesitará anteponer el cuidado de la persona dependiente a su vida familiar y personal. Aunque en ocasiones se puede distribuir las tareas entre los diversos miembros de la familia, la carga y la responsabilidad recae habitualmente sobre la persona que asume de manera principal esos cuidados.

Las cuidadoras y cuidadores de este tipo deben tener a mano todos los apoyos necesarios que ayuden a su mejor estado de salud y puedan dedicarse a tener en cuenta sus propias necesidades primero, así como enfrentar con firmeza emocional los inconvenientes y los problemas cotidianos que emergen como resultado de esta tarea. Para ello precisa poseer los conocimientos apropiados sobre la situación de la persona dependiente y cómo facilitar sus cuidados sin que se perturbe su estado de salud física y mental a largo plazo y a su propia independencia.

Para este tipo de labor es importante que la persona cuidadora tenga en cuenta ser consciente de la importancia que tiene la tarea que ha tomado y reconozca que está realizando todo lo realmente posible, distribuir las responsabilidades con la persona dependiente animándola a los autocuidados y negarse de manera inteligente ante las solicitudes exageradas de ésta, admitir cualquier apoyo que se le ofrezca y reconocer que tiene derecho a equivocarse y a no sentirse culpable por eso, recibir colaboración sobre el cuidado con otras personas siempre que las circunstancias lo permitan y solicitar asistencia en los familiares, los amigos, los servicios público o de particulares.

Es necesario que el cuidador familiar consagre algún tiempo para sí mismo, así como para preparase tanto física como psicológicamente, utilizando más tiempo para realizar  cosas que le gusten como pasear, oír música, leyendo o sencillamente descansando o relajándose, dedicando tiempo también a sus necesidades y cuidados de su salud como hacer ejercicio físico con regularidad, dormir 8 horas diarias o evitar el aislamiento. Por otro lado, también debe organizar su tiempo organizando los cuidados a prestar y distribuyendo inteligentemente sus tareas. De la misma forma, debe cuidar las relaciones familiares con la pareja y los hijos y mantener el contacto con sus amigos.

Al no atenderse las propias necesidades por un exceso de responsabilidad, las personas cuidadoras pueden ver perjudicado su bienestar emocional y  
como resultado pueden ver reducida su calidad de vida pudiendo hasta enfermarse pudiendo entonces surgir determinados mecanismos de defensa como son ansiedad, comer compulsivamente o pérdida de apetito, accidentes domésticos, falta de concentración, llanto, cansancio, que se evidencia con agotamiento físico y psíquico, temblor, insomnio, abuso de fármacos, de fumar o de alcohol.

Si apareciera cualquiera de estas manifestaciones debe solicitar ayuda a un profesional y dejarse ayudar, limitar el cuidado de la persona dependiente pues al atenderse a sí misma estará en las mejores condiciones para ofrecer toda su ayuda a la querida persona necesitada. Lo mejor, por tanto, es prevenir la aparición de cualquier desajuste o enfermedad tomando parte activa en su propio cuidado.

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