Cultura

Tin Cremata duerme profundo y sueña de día

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Tin prefiere que lo traten de «€œtú»€ para sentirse «€œmenos puro»€, pero Tin no podría ser un puro ni queriendo, porque es un niño. ¿Un niño atrapado en el cuerpo de un adulto? No. Carlos Alberto Cremata es un adulto atrapado en el alma de un niño. Hablar con él, incluso por WhatsApp, es como haber caído en Nunca Jamás, el desierto de El Principito y el hueco de Alicia. Tin espera que un día su hija le confiese que fue amiga de Quino. Yo espero que él un día revele que, por las noches, cuando duerme profundo, le hace de copiloto a Saint-Exupéry.

Desde 2016 Tin Cremata, el niño que no «€œtrabaja»€, es Héroe Nacional del Trabajo. ¿Su profesión? Artista Colmenero, una categoría que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social aceptó como excepción, porque, ¿quién le negaría un deseo a un niño? El director y creador de La Colmenita se niega a crecer con la insistencia del pequeño que no se aburre de un parque. Pero a Tin no le hace falta insistir, Tin ya creció, creció como todos soñamos hacerlo, pero solo pocos logran. Tin Cremata no es el héroe de los niños, es el héroe de los adultos.

¿La Colmenita es un trabajo?

«€œLa mejor definición la hizo mi hija mayor Camila (hoy con 30 junios), cuando tenía 4 o 5, me dijo un día a boca’ejarro:

«€• Papi, ¿cuándo tú me vas a llevar a tu trabajo?

«€• Cami, mi trabajo es La Colmenita, «¡a la que tú vienes todos los días! «€•le respondí.

Pero ella me ripostó perpleja: «€• No Papi, La Colmenita no. Yo digo «¡Tu trabajo!

«€• Mi Amor, La Colmenita es «¡Mi TRABAJO!

Ella insistió: «€• Tú no entiendes, mira: Mamá trabaja en la Televisión, ese es «¡SU TRABAJO!, pero el tuyo ¿cuál es»!!!

Entonces fue que me di cuenta que mi chiquitica ya era Sabia, como Mafalda. Por cierto, Camila está repleta de arranques Mafaldísticos como este otro: le voy a comprar un helado en barquillo y ante la pregunta de la camarera, le traduzco:

«€• Cami, ¿quieres que ella te eche mucho helado o normal?

«€• «¡Normal!

Cuando caminábamos luego, le pregunté: «€• ¿Por qué no pediste el helado más grandote, con lo que a ti te gusta el chocolate? Me miró asombrada y me explicó de una vez y para toda la vida:

«€• Porque Mucho, «¡se bota!

Hoy todavía es la mayor fan que conozco de Mafalda. Algún día me confesará de su amistad secreta con Quino«€.

Pero si Cami preguntaba a su padre con tanta insistencia por su trabajo, no era porque debía ponerlo una y otra vez en papeles de la escuela, era porque su papá, uno de los adultos que la había traído al mundo, siempre lo ha dicho: «€œyo no «´trabajo»´, sino que juego en pandilla, y prorrogo todos los días la porfía en el parque de mi infancia»€.

No por ello sus días son menos cortos. Los pequeños, ya se sabe, se levantan temprano. Antes de la pandemia, Tin Cremata se despertaba a las 6:30 a.m. y caminaba unos cuatro kilómetros hacia la sede de La Colmenita, donde, nada más llegar, «€œempezaba a jugar. Primero con los adultos-niños que trabajan conmigo (diseñamos sueños, grabamos, leemos juntos El Quijote, vemos clásicos del cine, atendemos las redes, hacemos vestuarios, escenografías, atrezos, etc.). Luego almorzamos juntos y con nosotros, la mitad de los niños. Por la tarde se van incorporando todos, ensayamos, leemos a Martí y terminamos sobre las 7:00 pm»€.

A casa vuelve caminando. «€œLas mejores ideas y planes se me ocurren mientras camino de ida y vuelta casa-trabajo, generalmente escuchando a Silvio, que me alumbra, «¡siempre!»€, confiesa. En los meses de primavera y verano es cuando más trabaja, «€œcomo un poseso, con frenesí sanguíneo a cualquier hora del día. En otoño e invierno suelo ser menos productivo y más melancólico. O sea, se puede decir que tengo un rendimiento estacional»€. Pero siempre, siempre, duerme profundo. Tin duerme de noche y sueña de día.

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Juan Carlos Cremata y La Colmenita durante el desfile por el 1ro de Mayo en La Habana. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.

Has dicho que no has tenido que renunciar nunca al síndrome de El Principito y Peter Pan, pero la vida laboral puede haber hecho eso en muchas almas de niño… ¿cómo se sobrevive a eso?

«€œTienes razón, la vida laboral suele ser cruel con quienes se empeñan en mantener su niño interior vivo… La verdad, no sé cómo se sobrevive a eso, reconozco que he tenido, como decía Sergio Corrieri, «´una pizquita de suerte»´. «¡En mi caso un burujón-puñỀ™o!!! Por mis padres, en primerísimo lugar. Su educación y ejemplo («¡jamás renunciaron a los niños vivísimos que se sembraron dentro!). La naturaleza de mi profesión y accionar, mi país y su dirección, mi familia y amigos tantos, los niños que tienden a aislarte de «´las sillas al borde del camino»´, y la suerte, otra vez la veleidosa suerte.

«€œPero también sé que ese niño interior tiende a dormirse, pero raramente se muere… Alguien muy sabio escribió un día: «´Nunca es tarde para tener una infancia feliz»´«€.

Tin, lo ha dicho infinitas veces, nació «€œde un vientre de creación para niños»€. Su mamá, Iraida Malberti, fue coreógrafa y directora de programas infantiles. Su padre, trabajador del Aeropuerto Internacional «€œJosé Martí»€ y de la Aeronáutica Civil, donde montaba obras de teatro. Su primera Colmenita la creó con ellos, sus dos hermanos y dos primos. En las fiestas familiares los llamaban «€œLos Primos Pelú»€, porque imitaban a Los Beatles, los Rolling Stone y los Fórmula V, doblando canciones y con largas pelucas. No es de extrañar entonces que Tin brote arte hasta en un chat de WhatsApp, emojis y signos de exclamación mediante. Hay personas que pasan su infancia preguntándose qué quieren ser. Otros no lo descubren nunca, pero Tin nació con la profecía en sus genes.

Su padre trabajaba en la aviación, pero organizaba obras de teatros, ¿se tienen una, dos o varias profesiones? ¿Se nace con la profesión en el ADN o se elige después con el corazón?

«€œSe pueden tener todas las profesiones que nos dicten nuestras aficiones y que quepan en el tiempo y las coyunturas. En el caso de mi familia creo que vino en el ADN, y aunque Mami fue la única profesional del Arte primigenia, Papi siempre fue reconocido como el Artista Mayor y no se resignó a ser «€œun artista frustrado»€, porque gracias al impresionante movimiento de aficionados de aquellos mágicos años, pudo ser para nosotros y sus compañeros de la Aeronáutica Civil una mezcla de Francisco Covarrubias, Arquímedes Pous, Nuñez Rodríguez, Arredondo, Moctezuma, con la impronta de galán de un Julito Martínez. «¡Papi merece otro cuestionario!!!»€

El padre de Cremata es una de las 73 víctimas del sabotaje contra un avión de Cubana en Barbados en 1976. Cuando tenía 16 años a Tin lo fueron a buscar a la escuela para decirle y él se negó a creerlo. Estaba tan convencido que le dijo a su hermano: «€œHubo un accidente, pero no te preocupes, que papi está vivo»€. Durante años, ha confesado tiempo después, pensaron que su padre iba a llegar de pronto de una misión secreta y los iba a sorprender. «€œEse es uno de mis sueños más recurrentes. A una persona tan extraordinariamente viva no se le puede asociar nunca con la idea de la muerte. Muchas veces he pensado que mi papá debía ser el director de La Colmenita y no yo»€.

«€œ¿No sientes odio en tu corazón?»€, le preguntaron una vez. «€œYo digo que sentí mucho, pero mi papá y Fidel me enseñaron que el odio no se multiplica, que lo que se multiplica es el amor. Conozco familias víctimas de Barbados que fueron vegetales, que no fueron más nada en la vida. Nos pudiera haber pasado lo mismo a nosotros, pero el trabajo nos salv󻀝.

¿El trabajo salva?

«€œ»¡Absolutamente!, no solo «€œhizo al hombre»€ (Engels lo explica a la perfección en El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre), sino que lo salva. Me salvó a mí y a mi familia, pero sobre todo a mi Santa MamỀ.

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Fidel abraza a Carlos Alberto Cremata, hijo de uno de los trabajadores de Cubana de Aviación iban en el vuelo 455. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

Usted también paró salvando un poco al trabajo, y haciéndonos creer que se puede trabajar en lo que creemos…

«€œEs un criterio muy generoso de tu parte, pero recuerda que yo he tenido muchísimo de suerte. Y coherencia con mi verdadera vocación (que es la mayor de las suertes). Desde muy chiquitico (2do grado) en la Beca de Natación de Guanabo, imitaba a mi padre, dirigiendo y actuando siempre en sketchs humorísticos con mis amiguitos de la Escuela, luego en los Camilitos de Baracoa (mi verdadera forja cultural) también siempre dirigí las mismas obras de teatro que veía dirigir a Papi en el aeropuerto (y hasta gané algún que otro premio).

«€œMás tarde en Ucrania no solo seguí dirigiendo (en ruso y en español), sino que me «´colé»´ en cuanto grupo teatral pude de esa Tierra Madre del Teatro mundial. Luego las FAR donde hice muchísimo Teatro, el ISA… y así, no he dejado nunca de alimentar mi vocación, hasta que me decidí a hacer renacer la Felicidad Suprema que viví en los Camilitos, y fundé La Colmenita, con niños de una edad promedio entre 11 y 12 años, que es la edad en que yo me hice Camilito.

«€œPara mí las palabras Camilitos y Colmenita son una sola. «¡Hasta se parecen! Además, Camilo es para mí el Héroe Cubano más simpático, criollo rellollo, «€œjodedor cubano»€, poseído por el ángel de la jiribilla y espíritu infantil de toda la forja de Cuba. Y es curioso, porque la Beca de Natación de Guanabo (donde estuve casi toda la primaria) también se llamaba Camilo Cienfuegos. ¿Destino? «¡Predestinación?!!!»€

Hay quien dice que el trabajo acaba con la creatividad… ¿qué diría a eso?

«€œ¿Quién dijo eso»!!!… Yo solo creo en la frase que se le atribuye a Hemingway, algo así como «€œque la inspiración me sorprenda trabajando»€. Conozco muchos trabajadores humildísimos, de oficios más humildes todavía, que pueden dar postgrados de verdadera creatividad»€.

¿Trabajar más o ser más efectivos? ¿Cómo se logra el balance?

«€œEsa es la anécdota con el verdadero Héroe del Trabajo con quien tuvieron la extrema generosidad de hacerme acompañar en la ceremonia de imposición, mi Hermano del Alma, Lazarito Expósito. Le dije aquella tarde inolvidable:

«€• Lo que nos van a poner no es una medalla, es una inyección para trabajar más, yo puedo hacerlo, pero si tú trabajas más, «¡te vamos a perder!

Me respondió con la sabiduría del pescador y maestro de Caibarién, y el Héroe y guía de Santa Clara, Granma y Santiago:

«€• Yo he pensado en eso, pero creo que, a partir de ahora, no se trata de trabajar más, sino de ser más efectivo en lo que uno hace.

Ya lo del balance hay que preguntárselo a los Alquimistas, como él. «¡Lazarito es mi Héroe – Maestro!»€

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Nunca es tarde para tener una infancia feliz. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

¿Faltan más sueños en la Cuba de hoy?

«€œ»¡Siempre faltan Sueños! «´Son los sueños todavía…»´ «¡No nos van a faltar nunca! Una revolución o se nutre de sueños en dialéctica espiral o pierde su esencia»€.

En este escenario en que vivimos, ¿hemos dejado de soñar? ¿Qué preocupa?

«€œEso, para responderlo en síntesis e imágenes, prefiero pedirle ayuda a la dramaturga de La Colmenita y autora de Abracadabra, Llanisca Lugo, que me susurró ante esa misma interrogante:

«´Tengo una imagen en mi cabeza: el camino del desierto…. Te puedo explicar, pero piensa en los jóvenes («¡que no son pocos!) que están en el centro de la esperanza… Sin saberlo… Tienen toda la madera, y la dejamos almacenar, como leña en chimenea de choza abandonada… «¡Este país tiene muchos de esos jóvenes!… Pero hay que saber caminar el camino del desierto. En los trillos cortos está el libro de la Caperucita… en las autopistas rectas está la frialdad de los cupets y el abandono de las callecitas que bordean los pueblos, y dejaban sentir la maravilla de los puestos que vendían guarapo… el camino del desierto que Jesús siguió, más lento, más difícil y más largo… pero era el que llevaba a la verdad…

«´Sin consignas…

«´Con historias de verdad, de Belleza, de Vida… de Verdad.

«´La gente tiene eso en el corazón, pero está cansada de consumir ideas enlatadas, está cansada de los trillos, de las autopistas, de todo lo que quiera acortar los sentidos en lo inmediato… Sentir… «¡La gente quiere sentir!!»´»€.

En ese sentir La Colmenita hizo, durante la pandemia, lo que siempre hace: sacar la sonrisa de «€œlo insignificante»€. Una compañía que busca los sueños, ¿qué ha encontrado de positivo este año? «€œLa posibilidad de estudiar con más profundidad, pero sobre todo la posibilidad de poder visibilizar, «¡junto a todo un pueblo! y adorar la vieja verdad de ¿quiénes son nuestros verdaderos superhéroes cotidianos?, que van desde los científicos, doctores y personal sanitario, hasta el más humilde trabajador de comunales, bajo la dirección de un gobierno, que no ha descansado un solo minuto, como sus héroes»€.

De estar rodeado de niños a trabajar en pandemia, ¿cómo se adapta uno?

«€œAl principio lo asumí como días y meses de estudios, hasta «´año sabático»´ («¡me hacían falta!), me sumergí profundo en El Quijote y El Principito, leí ensayos, conferencias, materiales fabulosos, estudié versiones fílmicas, comencé a embullar virtualmente primero, y en cuanto hubo un chance, presencialmente a todos los Artistas Colmeneros, en el amor a estas dos fuentes de calidad de vida, repasé o vi por primera vez muchos clásicos del cine y series valiosas.

«€œPero ya en el segundo brote me deprimí mucho, me faltaban demasiado los niños a mi alrededor, hasta que aparecieron Muma y Díaz-Pimienta para lanzarnos el salvavidas de los» Chamaquilis…»€.

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Lucas Baños Alvariño, el niño que encarna el personaje de Chamaquili, protagonista del libro Chamaquili y la pandemia, de Alexis Díaz Pimienta, llevado al audiovisual y proyectado en la TV cubana. Foto: La Jiribilla.

La Colmenita en pandemia también hizo magia. Chamaquili en televisión, una obra creada a distancia vía WhatsApp entre Alexis Díaz-Pimienta y La Colmenita, de la cual el doctor Durán ha asegurado «€œes el trabajo más hermoso que se ha hecho en toda la pandemia»€.

En cuanto la situación lo permita, además, la compañía planea estrenar en teatro la obra en verso de Díaz-Pimienta, «€œLa indignación de las Mariposas»€, que trata de la respuesta que merece el hombre por su irresponsable comportamiento ante la naturaleza. Asimismo, adelanta Tin, se traen entre manos una sorpresa televisual para el verano.

Tin Cremata no toma vacaciones. «€œYo vivo en vacaciones perpetuas, porque no «€œtrabajo»€, y mi familia está siempre al lado mío en el «€œno trabajo»€. ¿Se cansa alguna vez? «€œ»¡Si!!! «¡Muchísimo!!! Pero sobre todo en ese período menos productivo del otoño-invierno. Cuando estoy activá’o, mi organismo no reconoce mucho de cansancio»€.

¿Ha afrontado muchos retos a lo largo de estos años?

«€œ»¡Muchos!, pero como La Colmenita nació en 1990 y se hizo niña y adolescente en pleno Período Especial, ya no nos asustan tanto los retos y no creemos en fracasos o entuertos que no podamos deshacer. ¿Si recuerdo alguna anécdota?

«€œAño 1998. Mabelita, la niña discapacitada físicomotora, de la Escuela Especial Solidaridad con Panamá, se había estrenado como actriz protagónica en función inolvidable. La reportera del Noticiero se le acerca y le pregunta: «€œ¿Cómo te sentiste al actuar con La Colmenita en nuestro Teatro Nacional?»€. Mabelita, que había interpretado el personaje de la Abeja Reina, dio una clase magistral en tres palabras: «€œ¿Que cómo me sentí? «¡Como una Reina!»€.

¿Un reto que le quede a Cremata por llevar a cabo sí o sí? ¿Un reto que le quede a La Colmenita?

«€œLa fundación de las Colmenitas de Haití y Turquía.

«€œ»¡Dedicar lo que me queda de vida al agradecimiento infinito a Martí y Fidel!»€

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Cremata con integrantes de la compañía infantil La Colmenita. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Si pudiera dibujar cualquier futuro posible… ¿qué y cómo sería?

«€œProsperidad, Salud, Paz y Soberanía para Cuba y el Mundo. Mi Patria sin bloqueo, ni base naval… y que reine la cultura «´como suprema divinidad»´»€.

¿Qué extraña más?

«€œ¿Siempre? A mis Padres.

«€œ¿Y en pandemia? A mis Hijos»€.

¿Quién es su héroe? ¿Quién es su Héroe del Trabajo?

«€œHéroe, en general, son dos: Mi Padre y su Maestro, Fidel.

«€œY del Trabajo son tres. Los que conozco y conocí de más cerquita: Lázaro Expósito, Teté (la directora de la Escuela Solidaridad con Panamá) y el inolvidable e inmorible Eusebio Leal»€.

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Tomado de Cubadebate

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