Mi amigo 3-50 (+Audio)
Rafael Enrique Acevedo Espinoza, graduado del primer curso de Jefes de Unidades y Jefes de Pelotón de la Escuela de Oficiales de Matanzas, está entre los jóvenes a los que Fidel entregó su diploma el 26 de septiembre de 1961.
Ãl habla de Juan Vitalio Acuña Núñez, Vilo, al que Fidel, en noviembre de 1958, ascendió con los grados de comandante. Cuando supo del desembarco del Granma, se encontraba en Pilón cortando caña y de inmediato se dispuso a ayudar a los rebeldes mostrándoles el camino hacia la Sierra Maestra. Tras el triunfo revolucionario, enriquecieron su preparación práctica, con él los conocimientos académicos.
Rafael Acevedo, a sus 80 años y reclinándose en su sillón recuerda las cualidades especiales de Vilo como ser humano y lo describe físicamente.
Cuando se crea la segunda columna del Ejército Rebelde, e designa como jefe a Ernesto Che Guevara. Vitalio Acuña pasa entonces a la retaguardia de la tropa, como segundo de Ciro Redondo. Combate en Mar» Verde, Oro de Guisa y Pino del Agua y luego de este último combate se responsabilizó de la vida de Camilo Cienfuegos, que había caído herido. Lo cargó sin relevo hasta la comandancia rebelde en La» Pata de la Mesa. Antes, en Uvero, también había ayudado a otro grande del Ejército Rebelde: Juan Almeida Bosque.
Acevedo comparte con Vilo en la lucha contra los alzados. En Mil 966 » el comandante » Che Guevara escoge a Vitalio Acuña para partir a Bolivia, y los designa » su segundo al mando y jefe de la retaguardia. El 31 de agosto de 1967, el campesino, Honorato Rojas, se confabuló con el ejército para delatar a Joaquín, su nombre de Guerra. En la emboscada tendida por el Ejército de Bolivia en el vado de Puerto Mauricio, sobre el Río» Grande, cayó finalmente Vilo. Rafael sintió la pérdida como la de un ser querido.
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