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Fidel Castro: el atleta mayor de Cuba

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Este 25 de noviembre los deportistas cubanos recuerdan al Atleta Mayo, Fidel Castro, padre del movimiento deportivo en la Revolución a partir del 1 de enero de 1959.
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Veintiocho días después del triunfo revolucionario, el Comandante en Jefe declaró en la Ciudad Deportiva de La Habana: ‘…venimos decididos a impulsar el deporte y llevarlo tan lejos como sea posible…’.
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‘El deporte es fuente de voluntad, constancia, vigor físico y agilidad mental (…) No me parece correcto que los héroes del deporte, nuestros campeones, queden después en la miseria. Eso no sería estímulo al deporte’, remarcó Fidel.
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También afirmó entonces: ‘Construiremos miles y miles de campos en toda la República (…) Nuestro nivel deportivo es muy bajo. Debemos aspirar a elevarlo rápidamente, dando esa oportunidad de desarrollarlo a todos los atletas por igual…’.
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‘El mejor estímulo que puede crearse para el atleta es asegurarle su retiro y saber premiar a los que llegan a campeones’, abundó.
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Gracias a ese ideario y a la realidad de su prédica, niños, jóvenes y mayores pudieron rubricar sueños a través del movimiento creado, con los juegos nacionales escolares, los campeonatos de primera categoría en múltiples disciplinas, las actividades deportivas para los trabajadores, los juegos de montaña y la atención a discapacitados.
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Su entusiasmo de los años estudiantiles del Colegio de Belén y de La Universidad de La Habana, centros en los que practicó béisbol, fútbol, atletismo y baloncesto, lo mantuvo con creces en la voluntad de lograr un deporte de nuevo tipo en el país, humanista, solidario y en beneficio de la salud del pueblo.
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Tres acontecimientos marcaron el derrotero atlético en los primeros años de la Revolución: la estructuración de una Serie Nacional de Béisbol, convertida en el principal espectáculo en nuestro archipiélago, con una concepción nueva que aglutinó a jugadores de todo el país, la creación del organismo rector del deporte, la educación física y la recreación (Inder) y la definición de esta actividad como un derecho del pueblo. Junto a ello aparecieron las escuelas provinciales de iniciación deportiva, las academias, los centros juveniles y nacionales de alto rendimiento, las escuelas de formación para profesores de educación física y de orden superior, los estadios de béisbol en todas las provincias y otras instalaciones, a lo largo y ancho del país.
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Aumentó también paulatinamente la participación cubana en eventos internacionales y a la par se escribieron páginas gloriosas de defensa a la soberanía y de la dignidad, cuando fuerzas externas intentaron cerrar el escenario de certámenes deportivos a representaciones del país antillano.
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En esos momentos creció la imagen de Fidel, quien infringió derrotas morales a los enemigos de Cuba como en 1966, año en que el gobierno de Estados Unidos pretendió evitar la presencia de la delegación tricolor en los Juegos Centroamericanos y del Caribe con sede en Puerto Rico.
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Asimismo se le vio aquí y allá, en medio de sus responsabilidades como jefe de Estado, practicando béisbol, tiro deportivo, caza submarina, pesca, baloncesto, ajedrez, tenis de mesa; asistiendo a recibimientos de equipos y delegaciones o a eventos de diferentes deportes como atletismo, fútbol, boxeo, judo, pesas, polo acuático, remos, voleibol y muchos otros.
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Fidel respaldó permanentemente la inclusión de la mujer en la actividad deportiva, la enseñanza de la educación física en las niñas campesinas y compartió momentos inolvidables con las flamantes Morenas del Caribe, campeonas mundiales y tres veces titulares olímpicas, así como con baloncestistas, atletas, judocas, esgrimistas…
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Aun se rememora su sensibilidad ante los accidentes domésticos que experimentaron la Tormenta del Caribe, Ana Fidelia Quirot, y el pelotero de Industriales y la selección nacional Juan Padilla Alonso.
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Resultó de gran impacto humano el seguimiento dado por Fidel a ambos deportistas, así como la defensa que desarrolló por el prestigio del Príncipe de las Alturas y recordista mundial de salto alto, Javier Sotomayor, a quien acusaron injustamente de dopaje en los Juegos Panamericanos de Winnipeg.
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Su legado deportivo es inconmensurable debido a los principios esgrimidos permanentemente, su preocupación por el bienestar y la atención a los deportistas y por la pureza del olimpismo y del movimiento deportivo cubano, que tiene hoy a muchos monarcas olímpicos, mundiales, panamericanos y centroamericanos, en uno y otro sexo.
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A más de 60 años de aquellas directrices en el deporte, expuestas por nuestro inolvidable líder, rememoramos de forma sintética los argumentos por los que glorias deportivas, aficionados, seguidores de la actividad del músculo y la población en general consideran a Fidel Castro como El Atleta Mayor de Cuba.

Tomado de Fidel soldado de las ideas

Ernesto Arsenio Hernández Palencia

Ernesto Arsenio Hernández Palencia

Ernesto Arsenio Hernández Palencia: periodista, fotoreportero, Ingeniero Civil. Amante de mi familia y de Cuba.

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