Del barco a la cocina, ¿por cuántas manos pasa el gas?
Lejos están esos días en que se compraba con regularidad la balita de gas licuado de petróleo (GLP) en el punto de venta más cercano. Tener el líquido no es un lujo, y prescindir de él afecta la cotidianidad de las familias cubanas que, con los prolongados apagones, deben acudir a su servicio para, al menos, cocinar los alimentos.
Pero, en lo que va de año, la Isla ha padecido más de 60 días de una crisis de desabastecimiento del GLP; en algunos hogares tuvieron que «alargar esa balita» y hacer exclusivamente lo indispensable, y en otros hubo que «inventar» con carbón o con leña.
Tras el arribo –el pasado 27 de mayo– de un buque con GLP a la Refinería Hermanos Díaz, de Santiago de Cuba, los clientes domésticos y las entidades estatales de las tres regiones del país comenzaran a recibirlo.
EL GAS LICUADO: UN ANTES Y UN DESPUÉS
Lucilo Sánchez Aquino, director de Comercio y Suministro de Gas de la Unión Cuba-Petróleo (Cupet), subrayó que hubo ese vacío en el abastecimiento, precisamente porque las limitaciones económicas impidieron efectuar el pago del buque que estuvo atracado.
«Cuando se pagó, el barco descargó en el puerto de Santiago de Cuba y, con eso, el combustible para la zona oriental se garantizó. Luego arribó a La Habana para abastecer al Occidente del país y, nuevamente, se dirigió a Santiago, donde continuó la descarga».
Detalló que el barco también fue a Nuevitas, en la provincia de Camagüey, y, además de suministrar combustible para ese territorio, lo hizo para Ciego de Ávila: «En los días siguientes regresaría a la capital».
Con ese recorrido –en el cual también se tuvo en cuenta el suministro para la Isla de la Juventud– se debe finalizar con el abasto del combustible en el país, «porque la producción de la Refinería de Cienfuegos abasteció a la región central», señaló.
Sobre cómo se abastecía, antes de la llegada del combustible, a los centros vitales, el directivo expuso a Granma que, a partir de las producciones de la refinería cienfueguera y algunas de GLP que se logran en la Planta Energas de Puerto Escondido, se suministró –con pequeñas cantidades– a escuelas, hospitales, crematorios, centros turísticos y penitenciarios, y a otras entidades del sector de la economía.
Y desde el despacho de Cupet, asegura, se realizó un exhaustivo control, «porque la producción nacional solo suple un 20 % del consumo, y ese poco gas debíamos ponerlo donde realmente hacía falta».
Por eso, añade, hasta que salga la última gota de combustible, «estamos dispuestos a trabajar para que la población esté satisfecha».
EN LAS PLANTAS DE LLENADO
«Aquí no hay descanso. Fueron varios meses sin disponibilidad, y ahora que hay, no podemos parar», afirma Iván Santana Arranz, un joven que ha asumido como su segundo hogar la Planta de Llenado de GLP, que abastece a las provincias orientales.
En el área de carga de Santiago de Cuba están las flotas que distribuyen, con celeridad, el combustible, «pero con estricta observancia de los protocolos de seguridad».
De manera que, desde la descarga del buque, las jornadas transcurren en turnos y procesos coherentes y, a la vez, cohesionados.
El ir y venir de las pailas con capacidad para 20 toneladas es constante, así como el quehacer de las brigadas y los equipos de mantenimiento, propios y de otras entidades, como la Central Termoeléctrica Antonio Maceo (Renté) cuyo Taller de Maquinado confeccionó un agregado imprescindible para el tren de llenado, cuya rotura paralizó, en la ocasión anterior, la continuidad del servicio.
Actualmente, «funciona con exactitud y demuestra el poder de nuestro movimiento de innovadores y racionalizadores», destaca Reina Núñez Espinosa, directora de la Empresa Gas Cuba s.a.
En la Planta –que debe entregar 15 000 cilindros diarios– se constató cómo se desarrollan las comunicaciones con las divisiones comercializadoras de cada provincia, «cuyas flotas se abastecen en los horarios de la tarde, incluso los fines de semana, y con la colaboración del personal de oficina, que siempre está dispuesto, y de las autoridades políticas y gubernamentales de la provincia», manifiesta Núñez Espinosa.
En tanto, en la planta que abastece a Occidente se trabaja para realizar extracciones cercanas a los 25 000 cilindros diarios. Sobre las jornadas extensas y algunos sacrificios sabe bien Luis Porto Hernández, director general de la Empresa Cubana del Gas s.a., quien dice que también tienen un colectivo con iniciativas propias que salvan piezas en desuso, «porque cada cosa que hagamos se traduce en llenar unos 300 o 400 cilindros más en un día, y estamos enfrascados en lograr la máxima eficiencia productiva de la planta.
«Por eso, comenzamos a trabajar desde las cinco de la mañana, para que salgan los camiones lo más rápido posible hacia los puntos de venta, los cuales no cierran hasta que venden la última balita», explica.
DE LA DISTRIBUCIÓN
En la División Territorial de Comercialización de Cupet «desarrollan la distribución y venta para llegar a los más de 171 000 clientes de GLP que hay en Santiago de Cuba, que después de La Habana es la de mayor demanda en el país. No se puede obviar que las instituciones de la Salud, la Educación, la Asistencia Social, entre otros de impacto socioeconómico, también hay que abastecerlos de manera priorizada», según su directora, Lisette González Sardina.
Los 17 medios de transporte no paran y apoyan a las divisiones de Guantánamo y, Granma. «Durante las primeras cinco jornadas transportamos unos 40 000 cilindros que, atendiendo a las condiciones actuales, constituyó una labor titánica», expresó Ramón Naranjo González, jefe de Transporte de la entidad.
También hay un empeño para que, en los 82 establecimientos que hay en la provincia, se trabaje con las aplicaciones Ticket y Mi Turno, de la plataforma Transfermóvil.
Por otra parte, alrededor de 200 000 clientes entre las provincias de La Habana, Artemisa y Mayabeque han recibido el GLP, luego de la descarga del combustible por el puerto de la Refinería Ñico López, de la capital.
Al explicar la política de distribución, Iván Lora Alfredo, director general de la Empresa de Gas Licuado, que abastece a esos tres territorios, precisó que se prioriza a todas las personas que no recibieron el líquido el pasado año ni en el mes de febrero.
Puntualizó que la distribución es sistemática; sin embargo, a causa de las limitaciones con algunos recursos, la disponibilidad de los cilindros –elemento vital para la comercialización– ha mermado.
Sobre el tema, Lucilo Sánchez, director de Comercio y Suministro de Cupet, explicó que se han importado cantidades limitadas de cilindros; además, las restricciones económicas impiden adquirir las materias primas para sostener la fabricación nacional del envase.
Pero eso no detendrá que, mientras haya disponibilidad, a cada persona le llegue el gas que le corresponde. «Si se mantiene el arribo del segundo barco que se estima, todos los clientes recibirán la balita de gas y la distribución no se interrumpirá», enfatizó.