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Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano: Un símbolo de resistencia cultural

«Que el festival siga siendo un evento fuerte de pensamiento y creatividad, que siga vivo, que se mantenga tomándole el pulso a la realidad latinoamericana…», es el deseo de Tania Delgado Fernández, quien desde 2023 se convirtió
en la primera directora del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano

«Cada época tiene sus retos de acuerdo con sus propias circunstancias, pero lo realmente importante es que el festival no pierda su esencia, sus objetivos primigenios, su naturaleza. Ese es el reto del día a día, no perder la esencia latinoamericanista, que fue el eje medular desde su fundación». Así afirmó la licenciada en Derecho y máster en Propiedad Intelectual, Tania Delgado Fernández, quien es desde 2023 la directora del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Vinculada con el cine desde el año 2002, Delgado Fernández —quien también fue vicepresidenta del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic)— ha trabajado en la promoción internacional del cine nuestro, en la actualización de las normas para la producción del audiovisual cubano, incluidas en el Decreto 373 del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente, y durante años, como parte del sector Industria del Festival.

Al frente de un evento fundado hace casi medio siglo, que es símbolo de resistencia cultural, esta mujer asume cada día el compromiso, la responsabilidad y la misión que entraña. «La concepción y organización del festival cada año es distinta, y siendo un evento de grandes dimensiones, demanda movilizar muchos recursos y personas, conciliar diversos intereses y, cual juego de Tetris, lograr que cada pieza engrane en su lugar para  no dejar espacios vacíos, para cuidar cada tema que se abordará, cada personalidad que acudirá, cada encuentro que se gestará… Es un trabajo hermoso, muy creativo y muy gratificante, pero entraña un gran reto cada vez. 

«Tengo la felicidad de contar con un grupo de personas extraordinarias, muchas de las cuales son fundadoras del festival o están desde sus primeros años, y aportan su experiencia, lo cual es muy útil. Se ha logrado entonces un equilibrio entre esas personas y las nuevas generaciones, y es algo muy valioso porque el festival no es el trabajo de una sola persona, sino de muchas. Cada cual tiene un rol y lo desempeña bien para obtener los grandes resultados que siempre obtenemos. También es un reto mantener esa energía, esa sinergia entre todos, esa armonía.

«Significa mucho para mí ocupar el cargo que ocupo porque se trata de un evento que pronto cumplirá medio siglo, que tiene una profunda historia, que ha sido dirigido por grandes personalidades de la cultura como Alfredo Guevara —a quien le dedicamos esta venidera edición en su centenario—, y que es un símbolo para la región y el mundo. 

«Este festival siempre se pensó como un espacio idóneo para establecer puentes entre el cine regional y el cine universal, y esa es la singularidad que no puede perderse, independientemente de que, con el paso del tiempo, haya cuestiones que modernizar, transformar y actualizar, porque existe un público joven que no es el de las generaciones fundadoras pero que está muy ávido también —y no lo parece, pero sí— de ver el más reciente cine latinoamericano, y es un público que deseamos ganar cada año. Es, por supuesto, otro gran reto». 

—¿Feliz, satisfecha, orgullosa? Eres la primera mujer que dirige este evento…

—Me siento feliz, lo aseguro, porque mi trabajo es disfrutable, lo que no quiere decir que carezca de escollos porque dirigir este evento entraña muchas complejidades. Pero reitero, no se trata de mí por ser quien soy o por ser la primera mujer que lo dirige. Realmente decir que eres o trabajas en el Festival, sea cual sea tu responsabilidad, despierta admiración y aprecio en cualquier latitud, y es algo que se ha ganado a lo largo de los años. 

«Ser mujer es, sin dudas, un valor adicional, porque no son muchas las que lideran estos eventos, pero afortunadamente cada vez somos más. Somos mujeres que provenimos de diferentes profesiones, pero todas de alguna manera llevamos muchos años trabajando en el cine y el audiovisual en general. Generamos numerosas expectativas, ciertamente, tan solo por nuestra condición de ser mujer, pero lo importante es el conocimiento, el desempeño, el sentido de pertenencia, la preparación y el ímpetu para trabajar.

«Sé que la connotación simbólica es inmensa, pero a mí lo que me ha interesado más es la lealtad a la concepción fundacional del evento, la necesidad de escuchar a los que permanecen trabajando para él, aprender, establecer dinámicas de equipo y cambiar lo que deba cambiar para que sea siempre mejor. Debo sacrificar mucho que también me hace bien profesionalmente, como la docencia y la investigación, pero es menester hacerlo para asumir la responsabilidad que tengo y que no puedo negar que también me hace feliz».

—Entre otros festivales que existen en la región y a nivel mundial, el nuestro posee un elevado prestigio y eso reconforta…

—Es cierto. Al festival en Cuba mucha gente quiere venir a exhibir sus películas, aunque también asistan a otros. Ganamos ese respeto, ese prestigio y no lo defraudaremos. Todos los años recibimos muchas inscripciones, este año fueron más de 1 600, y eso es un excelente indicador. Como también lo es que, en la tercera edición del Foro de Animación, que celebraremos este año, la cantidad de obras presentadas sigue incrementándose. Así, por ejemplo, se han presentado más proyectos para optar por el Coral de Posproducción, y para nosotros esos son indicadores muy importantes, porque al festival no solo le interesa la exhibición, sino también la creación. 

«No somos uno de los más grandes festivales de la región, pero tampoco somos de los más pequeños. Y continúa siendo interés de los cineastas latinoamericanos participar en el evento. Tanto es así que en el proceso de selección nos quedamos con muchas ganas de tener más títulos, pero lamentablemente debemos decantar y gestionar la programación, porque no disponemos de tantas salas de cine.

«Es un reto también el proceso de selección porque resulta difícil cuando se reciben tantas obras de calidad, como sucede con las propuestas de nuestro país. El cine cubano se ha desarrollado a partir de la nueva realidad marcada por el reconocimiento del creador audiovisual y cinematográfico independiente, del establecimiento del Fondo de Fomento para el Cine Cubano y de la Oficina de Atención a la Producción, entre otras acciones. Nuestros cineastas ponderan este festival porque es suyo también».

—Entre los aniversarios que celebra la próxima edición figuran los 40 años de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano…

—La Fundación siempre ha sido parte del festival, y siempre la he visto, al igual que la Escuela Internacional de Cine, como parte de esa alianza tripartita indispensable, donde se respira la esencia latinoamericana del séptimo arte. Yo creo que esa relación simbiótica que existe entre estas tres entidades es esencial.

«No concebimos el festival de otra manera porque colaboramos mutuamente, incluso durante el año. Que la Fundación cumpla cuatro décadas este 2025 marca un momento muy importante dentro del festival porque ha formado parte del imaginario de la cinematografía latinoamericana y porque ha contribuido a que esa cinematografía se desarrolle de diversas maneras.

«La Cinemateca de Cuba, los estudios de animación, los cineclubes, el cine móvil… Sus aniversarios son de fecha cerrada y forman parte también de la historia del festival. Por tanto, no podemos quedarnos a un lado y no dedicarles un espacio, un homenaje más allá de un premio. El trabajo conjunto es
fundamental, porque es la manera coherente de mantenerlos vivos. 

«Cuando hablamos de recordar y rendirle homenaje a Alfredo Guevara, es porque creemos que recordar su pensamiento y traerlo a nuestros días, a nuestra realidad, es primordial. Es lo que se pretende porque él es uno de los más importantes intelectuales de Latinoamérica, y mucho aportó a la cultura cubana y de esta zona del mundo. No se puede olvidar que Alfredo, como decía el recientemente fallecido Manolo Pérez, fue quien trajo la latinoamericanidad a nuestro país, a nuestro cine».

—A punto de cumplir medio siglo de fundado, ¿cuáles son las perspectivas del festival? ¿Hacia dónde transitará? 

—Quiero creer que el festival siga siendo el símbolo que es, que siga siendo un evento fuerte de pensamiento y creatividad, que siga vivo, que se mantenga tomándole el pulso a la realidad latinoamericana. El año pasado abrimos una nueva categoría, Otros territorios, un espacio para el cine experimental, que ya veíamos en obras recibidas con anterioridad. Y eso es un ejemplo de que estamos al tanto de las nuevas tendencias creativas dentro del cine y les damos el espacio que merecen en la competencia.

«Por eso queremos que el festival mantenga su esencia y, a la vez, sea el espacio ideal para analizar realidades, desarrollar y concluir proyectos, crear lazos, crecer… No es casual que retomemos el Mercado de Cine Latinoamericano Mecla Isla Abierta en los días de celebración del festival. Aunque no es un espacio creado para el evento, sí guarda mucha relación con el espíritu que despliega».

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