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Protección social para albergar la esperanza

Ellos no tienen itinerario propio ni fijo. Permanecen ahí, disueltos entre recuerdos o, quizás, olvidos. Residen en adoquines y portales, se convierten en techo y cama, donde la fe parece perdida y el rostro se desvanece. Esas vidas ya tuvieron rumbo; sin embargo, las únicas direcciones ahora apuntan a la muchedumbre citadina, al claxon de los autos y a múltiples tratos o miradas.  

Las personas con conducta deambulante constituyen un fenómeno complejo. En consecuencia, resulta un asunto priorizado para las misiones gubernamentales. En tal sentido, Villa Clara se ha ocupado de acondicionar centros de protección social para atenuar la problemática y, de forma paulatina, devolver a estos seres humanos a entornos sociales que les propicien una realidad más sana y confortable. Recientemente, en territorio santaclareño abrió sus puertas una institución de este tipo, la cual se encuentra emplazada en el consejo popular Manajanabo. Hasta la zona de trasladó Vanguardia con el fin de conocer las dinámicas de funcionamiento del lugar.

Estrategias que abrazan la solidaridad

Frente a la actividad de prevención social en suelo villaclareño se encuentra Miner Linares Rodríguez, coordinador de programas y objetivos del Gobierno Provincial, quien recordó la existencia de un centro de recepción de personas con conducta deambulante ubicado en la zona del Yabú. Dicho sitio tenía las condiciones idóneas, pero no contaba con la capacidad necesaria en función de la nueva idea que se trazaba en el territorio.

Vista general del centro para personas con conducta deambulante.
(Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)

Sobre la puesta en marcha de la entidad recién inaugurada en los predios de la antigua Escuela de Conducta William Darias, Linares Rodríguez detalló que se decidió abrir un centro provisional con capacidad para 64 personas en una locación que se preparaba para funcionar como Hogar de Ancianos:

«Surgimos para atender a individuos con esta conducta: recogerlos, ofrecerles un tratamiento adecuado, brindarles alimentación, seguridad y atención social durante todo el tiempo que permanezcan ahí. Se labora en conjunto con los trabajadores sociales para definir el destino de cada una de estas personas. Los caminos pueden ser muy diversos; por ejemplo, algunos ya se han trasladado a sus provincias de origen. Hemos enviado pacientes para Camagüey, Sancti Spíritus, Las Tunas, es decir, estaban acá y ya cumplimos el procedimiento».

Chequeo de los dormitorios del centro para personas con conducta deambulante.
Constante chequeo y preocupación del Gobierno. (Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)

A decir de Linares Rodríguez, también se han desplazado individuos para municipios de Villa Clara como Ranchuelo y Camajuaní. En el momento de esta entrevista, se habían despejado varias capacidades y se mantenían solamente los captados en Santa Clara. El funcionario explicó, además, que las colocaciones se realizan en dependencia de las patologías presentadas o las situaciones familiares.

«La estadía puede extenderse hasta los 90 días, o sea, alrededor de tres meses hasta que se busque una solución a cada caso. Ya incorporamos una ancianita al Hogar de Ancianos N.4 y dos personas al Hospital Psiquiátrico, por ejemplo. Se trata de un centro de clasificación. Ese representa el período máximo de tiempo, aunque no necesariamente hay que esperar 90 días. También algunos casos pudieran sobrepasar ese margen de tiempo, porque las alternativas dependan de recursos o, incluso, de procesos penales con la familia. Esas historias resultan las más complejas.

«La Comisión de Prevención funciona. Por norma se establecen todos los organismos que participan. Acá trabaja la de provincia y municipios, ya que los casos, a veces, así lo requieren. Si hay que destinar una capacidad para un hospital psiquiátrico, se logra con un representante de Salud provincial. Si hay que incorporar a un Servicio de Atención a la Familia (SAF), interviene Comercio. En última instancia, alguien que dependa de que le reparen su vivienda, aguardaría un tiempo más en el centro, pero hay quien realmente no tiene casa. Con respecto a todo eso, actuamos en las comisiones».

Recepción de donaciones al centro.
Los trabajadores reciben los donativos de organismos e instituciones. (Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)
Donaciones.
(Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)

Entre otros aspectos citados por Miner Linares Rodríguez, destacó la etapa de rehabilitación del amplio inmueble y sus locales, oficinas y albergues.

«Se vinculó la comunidad de Manajanabo con su delegada al frente. Nos ayudó con la fuerza laboral. Tuvimos que incrementar las plantillas. Ahora es un centro más grande. Contratamos a trabajadores que viven cerca. Algunos ya venían del Yabú y se mantienen en su misma plaza; otros salieron de la comunidad. Realizamos una pequeña feria de empleo con la presencia de Recursos Humanos, pues eso también genera empleos para los pobladores y representa una acogida importante».

No hay dudas de que, en este profundo acto de sensibilidad y humanismo, el apoyo popular e institucional en torno a los beneficiarios del centro y su propio personal asegura mejores circunstancias en la estadía. Acerca del respaldo material que allí reciben, Linares Rodríguez resaltó que diversas entidades han contribuido de manera significativa mediante donaciones. El coordinador hizo alusión a la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV), el Grupo Empresarial de Comercio de Villa Clara, y los sectores de Educación y Turismo.

Baños del centro para personas con conducta deambulante.
La recuperación de los baños y las duchas constituye una prioridad. (Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)

Entre los recursos donados destacan ropa, zapatos, productos de aseo, colchones, sábanas, artículos para el comedor, cubiertos… Precisó el funcionario que, en un inicio, la voluntad de donar les ha permitido ahorrar una parte considerable del presupuesto, que puede destinarse a acciones necesarias con el paso del tiempo. Aseguró, además, que la gestión gubernamental se encargará poco a poco de garantizar condiciones en la instalación. Asimismo, enalteció el rol de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en las convocatorias a trabajos de limpieza y embellecimiento.

«Hemos priorizado la recuperación de los baños, las duchas, las puertas…Los productos alimenticios constituyen una prioridad para el Gobierno.  Una cooperativa de la comunidad apadrina al colectivo, así como productores individuales que suministran alimentos, y la minindustria Cubanacán facilita condimentos. Por otra parte, adquirimos equipamiento nuevo: neveras, lavadoras, mobiliario…

«Ciertamente, había muchas personas en esta situación y nos llevó un tiempo ejecutar tareas como estas, que tuvieran un impacto. La población puede tener la percepción de que todavía existen deambulantes. Y sí, los hay. No podíamos recogerlos a todos juntos, pues demanda alojamiento, alimentación y un grupo de recursos. Nos enfocamos en liberar capacidades para acoger a otros ciudadanos en esa condición», concluyó Linares Rodríguez.

Convivir como iguales

La dirección y el equipo de trabajadores del centro que funcionaba previamente se traslada ahora para Manajanabo. Otros colegas se suman y, entre todos, crean lazos para convivir como iguales.

Teresa Ruiz Santos, almacenera, domina todo lo que allí sucede. La trabajadora conversó con Vanguardia a propósito del día a día en la institución, los retos que aún enfrentan y las expectativas, entre las cuales señaló el montaje de un grupo electrógeno dada la compleja situación energética del país. En estos momentos, tal limitación repercute en el abasto de agua.

Local de Enfermería en el centro para personas con conducta deambulante.
Local de la Enfermería. (Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)

Como servicios permanentes, Ruiz Santos mencionó la lavandería, la enfermería, el pantry, el ropero, además de las consultas médicas que se llevan a cabo. Agregó que reciben visitas de Salud, el Ministerio del Interior, Trabajo y otros sectores.

«Son pacientes, pero son seres humanos también. Hay individuos con diversas características; sin embargo, muchos han quedado en la calle por temáticas familiares, como emigración y venta de casas. Esto es algo sensible. Los ves como a un padre, un abuelo… Nosotros, que llevamos tanto tiempo con ellos, los conocemos. Aquí se requiere carácter y humanidad. No les puede faltar nada. Todo lo que tenemos aquí es para ellos. Eso resulta inviolable».

Javier Solís Ortega, psicólogo de Salud Mental en el municipio de Santa Clara, atiende hace varios años a las personas con conducta deambulante. Ha asumido la tarea, encomendada por el Gobierno, de detener a los desamparados y preguntar cómo se sienten, de dónde provienen, por qué se encuentran en ese estado y brindar ayuda a esos que no cuentan con una vivienda o tuvieron un final triste en la vida. Justamente así describió su trabajo.

Vista general del Entre los recursos donados destacan ropa, zapatos, productos de aseo, colchones, sábanas, artículos para el comedor, cubiertos… Precisó el funcionario que, en un inicio, la voluntad de donar les ha permitido ahorrar una parte considerable del presupuesto, que puede destinarse a acciones necesarias con el paso del tiempo. Aseguró, además, que la gestión gubernamental se encargará poco a poco de garantizar condiciones en la instalación. Asimismo, enalteció el rol de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en las convocatorias a trabajos de limpieza y embellecimiento.
(Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)

Solís Ortega se encarga de la evaluación de Salud Mental y los procesos de psicometría y psicoterapia a quienes lo han necesitado.

«Muchos llegaban sin historia clínica y había que hacerlo todo de nuevo. Se les aplicaban los medicamentos y se les daba un seguimiento semanal, con el objetivo de saber cómo evolucionaban los casos, tanto los nuevos como los que ya se albergaban. Se llamaba a las familias de los que se reponían y se les informaba dónde estaban. Sucedía que varios no se sabían el nombre y tuvimos que tomarles fotos y distribuirlas por las provincias. Luego se llevaban a sus localidades, se internaban allí mismo o se les concedía asilo en Santa Clara. Después se creó este local, con más espacio, apartado de la ciudad, con trabajadores de experiencia que conocen cómo lidiar con estos pacientes».

Con un inmenso paisaje verde de fondo, en una edificación amplia y confortable convergen miradas e historias. Allí tiene su rincón, junto a otros compañeros, Félix Sandalio Castro López, natural de Encrucijada. A sus 74 años proyecta dirigirse a un asilo y vincularse nuevamente a la Casa de Cultura. Dejó atrás la etapa de andar el boulevard de la urbe santaclareña y conserva el anhelo de tocar una vez más su guitarra. Se siente bien, al igual que el manicaragüense Raúl Machado López, quien no tenía vivienda, pero ahora solo aspira a quedarse allí, donde ve la televisión, juega dominó y conversa con sus colegas.  En el sitio también coexisten Irina, María Luisa, Lili, Anacario… Todos con pensamientos y relatos distintos, pero la cotidianidad compartida.

Local para ver la televisión en el centro para personas con conducta deambulante.elevisión
Espacio para que los pacientes miren la televisión. (Foto: Lety Mary Alvarez Aguila)

Un joven se desempeña como jefe de los custodios. Enmanuel Pupo Roque, a cargo de la seguridad, se muestra consciente de todos los medios a preservar y la necesidad de contar con cuatro postas funcionales. Por otro lado, una representante de las nuevas generaciones, la vecina de Manajanabo Mariángel Rodríguez Rodríguez, sabe que, sobre sus hombros, recae la gran responsabilidad de fungir como trabajadora social del centro de protección:

«El lugar está capacitado. Faltan algunos arreglos para que ellos estén aún mejor, pero percibo un buen trato. Esto los ayuda porque muchos no tienen dónde vivir y, con algunos, la familia no desea responsabilizarse. Gracias al centro se sienten cómodos. Tienen comida, medicina, sus necesidades cubiertas. Yo vengo cada día y estoy al tanto de todo el que entra, llevo estudios. En ocasiones tengo que contactar con los familiares. Ellos han venido y también se han devuelto personas».

Brazos amigos los esperan para esa primera consulta o a la hora de comer el primer caldo caliente. Un equipo tan valiente como sensible se dispone a guiarlos, a conducir sus emergencias médicas o, simplemente, a darles amor, albergar sus pertenencias y sus esperanzas. El presente convoca e impone. No podemos cerrar los ojos, y mucho menos el corazón.

Tomado de Vanguardia

Tomado de Vanguardia

El propósito central del Periódico Vanguardia es mejorar la sociedad villaclareña y la cibersociedad mundial mediante la creación de contenidos de calidad. Un órgano de la Revolución, en la provincia cubana de Villa Clara.

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