Tomar agua, tomar vida
En estos días de tantísimo calor no solo importa buscar la sombrita, evitar ropas calurosas y oscuras… también es muy necesario tomar la suficiente agua… aun cuando no sientas sed.
Sucede que diariamente perdemos agua a través del sudor. Y esa pérdida puede variar desde 500 ml al día, al descansar en un ambiente fresco, hasta 10 litros al día al hacer ejercicio fuertes bajo el sol.
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Y no puede perderse de vista que el agua constituye cerca del 60 % del peso corporal y desempeña un papel decisivo en casi todas las funciones vitales: transporta nutrientes y oxígeno a las células, favorecer la digestión, evita el estreñimiento, ayuda a la presión arterial, regula la temperatura corporal y mantiene el equilibrio electrolítico, además de otras contribuciones.
Infografía: BBC
El cuerpo elimina agua a través de distintas vías como el sudor y la orina, por lo que debe permanecerse atento a compensar el desequilibrio hídrico que pudiera ocurrir y así evitar la deshidratación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja tomar a diario un litro por cada 35 kilos de peso. Pero la cantidad de agua que cada quien necesita depende del peso corporal, la actividad física, la edad, el sexo y las condiciones ambientales.
Para que una persona sana, las autoridades sanitarias recomiendan beber de seis a ocho vasos de agua al día.
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Los electrolitos son minerales como el sodio, el cloruro y el potasio, esenciales para muchas funciones clave del organismo, como regular las contracciones musculares y ayudar al cuerpo a mantenerse hidratado.
El sodio es un electrolito esencial que ayuda a transportar agua a las células del cuerpo. Por eso, una dieta demasiado baja en sodio puede aumentar el riesgo de deshidratación.
Con temperaturas altas, cuando se pierden electrolitos a través del sudor o la micción excesiva, se puede experimentar fatiga, dolor de cabeza, náuseas, cambios en la presión arterial, calambres y falta de energía.
La sed es la señal natural del cuerpo de que necesita más agua. El color de la orina es otro buen indicador de hidratación: el amarillo pálido indica que estás bien hidratado, mientras que el amarillo oscuro puede indicar deshidratación.
La mayoría de los alimentos, como frutas y verduras contienen agua. El melón (sandía en otros países) por ejemplo, está compuesto por cerca de un 92 % de agua.
Muchos confunden la sed con la primera señal de deshidratación, pero es muy posible deshidratarse antes de sentir sed, especialmente en el caso de niños y adultos mayores.
En cuanto a los que insisten en que beber agua durante las comidas es perjudicial a la digestión. Muchos entendidos subrayan que tomarla mientras se ingieren alimentos no causa problemas de digestión ni diluye los líquidos corporales utilizados en la digestión.
Al contrario, el agua suele ser buena para la digestión, ayuda a descomponer los alimentos para que el organismo pueda utilizar sus nutrientes., contribuye a producir saliva y forma parte del ácido estomacal que ayuda a la digestión.
Ni poco ni demasiado
Pero la cuestión no es llegar todo sudoroso de la calle y beberse dos litros de agua de un tirón.
O, antes de salir, empinarse una jarra y tomar hasta la última gota “para después no pasar sed”.
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También la sobrehidratación puede alterar el equilibrio electrolítico.
Beber cantidades excesivas de agua en corto tiempo puede causar hiponatremia, conocida igual como intoxicación hídrica. Sucede cuando el equilibrio de sodio en la sangre cae peligrosamente, provocando la inflamación de las células del cuerpo.
Al consumir demasiada agua, se eliminan importantes sales y nutrientes que el cuerpo usa para funcionar correctamente.
El exceso de líquido es filtrado por los riñones; estos solo pueden procesar cerca de un litro de líquido por hora.
Es así que el agua no debe consumirse rápido ni en grandes cantidades. Hay que beberla de forma continuada, despacio y en sorbos pequeños. La recomendación es tomar 330 ml cada dos horas aproximadamente a intervalos regulares.
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Y con estos calores, aunque pese más la mochila, la cartera o el portafolio, por ninguna razón debía olvidarse el pomo con agua, que no deja de ser un barato e importante salvavidas.