Ciencia y tecnología

Inteligencia Artificial: fallecidos que hablan… y hasta cantan

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Foto: tomada de bbc.com

Un reciente comercial de la Volkswagen ha echado más leña al fuego de los debate sobre la Inteligencia Artificial (IA) y sus usos.

Este emporio de la fabricación de automóviles “revivió”, IA mediante, a la afamada cantante brasileña Elis Regina –fallecida en 1982-, y a quien ahora, como parte de una campaña publicitaria, se le ve conduciendo y cantando junto a su hija un vehículo de esa firma.

Aun cuando se conoce de la autorización de María Rita, la hija también cantante de la finada, la polémica en redes sociales y otros ámbitos de la Red de Redes no se ha hecho esperar.

Hasta se habla ya de juicios y tribunales de la ética, aunque las opiniones están un tanto divididas.

Por un lado están quienes aplauden poder volver a disfrutar, desde una novedosa contribución de la artista desaparecida, tributando así a su memoria; y por otro, alzan la voz aquellos que consideran casi un ultraje tal proceder. 

Por supuesto que hay matices intermedios y lo único que no se puede saber es de qué lado anda en verdad la razón porque el fenómeno es tan nuevo como el uso de la IA con tales fines.

Algunos se preguntan si tendría que haberlo autorizado solo la propia Regina, otros reflexionan sobre las implicaciones psicológicas de esos procederes que podrían resultar perturbadores, y muchos se pronuncian desde posiciones éticas, filosóficas, acerca de la real finitud de la vida y la significación de la muerte.

No es exactamente la primera vez que algo así sucede, pero este último debate pone de nuevo sobre la mesa temas como los derechos sobre la imagen, la voz y otras cuestiones legales, en función de preservar la integridad de las personas fallecidas, especialmente cuando se trata de figuras públicas.

Tendrán quizás que ser consideradas tales asuntos en los testamentos. 
 

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Foto: tomada de telemadrid.es

De hecho, el actor y comediante estadounidense Robin Williams, quien se suicidara en 2014, aquejado con 63 años de demencia con cuerpos de Lewy, fue de la vanguardia en ese orden porque entre sus disposiciones de última voluntad impuso una restricción al uso de su imagen hasta 25 años después de su deceso.

Estuvo entre los primeros, pero, como van las cosas, su previsión tendrá continuadores.

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