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Educar en el amor a la primera infancia

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“Me he dado cuenta de la importancia que tiene la carrera y el bien que le hace nuestra profesión a la sociedad cubana”, expresa una joven estudiante de la Licenciatura en Educación Preescolar; y ese es el sentir de educadoras con muchos años de labor

La maestra Niralda Iglesias Tomas ha dedicado alrededor de medio siglo de vida a la educación en grupos de Preescolar. En 1974 comenzó a ejercer la profesión en el municipio especial Isla de la Juventud, y a inicios de 2025 continúa educando a niños y niñas, aunque ahora en la capital del país. El tiempo y la experiencia o el amor y la entrega total hacen de ella un referente para sus colegas en el círculo infantil «Manana».

Su quehacer en La Habana a partir del 2009 también incluye la captación de adolescentes que desean educar en la primera infancia. Con ese propósito, asesora un círculo de interés de Pedagogía en la secundaria básica Huberto de Blanck. La ubicación de ambas instituciones educativas en la misma comunidad del municipio Plaza de la Revolución favorecen la interrelación entre teoría y práctica.

“Cuando ellas han venido aquí o nosotros hemos ido allá, mostramos lo que sabemos para que vean y se sientan motivadas y compartan con los niños. Me hace muy feliz transmitirles que para mí educar en la primera infancia significa una labor muy importante, empezando porque aquí en los círculos infantiles el niño aprende a ser independiente, porque no está mamá, no está papá, pero se siente independiente al realizar sus actividades, compartir aquí con nosotros, con otras personas como son sus compañeritos; y podemos hacer diferentes actividades que van a llevar a cabo en sus mismas casas, y luego los padres reconocen el trabajo que se realiza y ven el desarrollo y el cambio de sus niños. Esto siempre podemos lograrlo con ellos, siempre que haya amor, una dedicación y una consagración con el trabajo”, afirma la maestra Niralda.

Formación y ofertas laborales para educadores de la primera infancia

Al concluir la secundaria básica los estudiantes pueden formarse como Educadores de Preescolar, una de las especialidades que ofertan las escuelas pedagógicas y de las que se egresa con Nivel Medio Superior.

Otro de los niveles para la formación de docentes en Cuba es el Nivel Superior que dispone de la Licenciatura en Educación Preescolar, y a la que estudiantes de Preuniversitario acceden en la modalidad de Curso diurno.

Mercedes Lucía Martínez Carranza, jefa del Departamento de Educación Preescolar de la Facultad de Educación Infantil de la Universidad de Ciencias Pedagógicas «Enrique José Varona», explica que el Curso por encuentros es otra de las modalidades “con un plan de estudios de tres años para los estudiantes que provienen de las escuelas pedagógicas con Nivel Medio Superior; cuatro años de carrera para los que provienen de otros estudios, también con Nivel Medio Superior, y con un precedente de habilitación pedagógica; y los que no tienen habilitación pedagógica entonces cursan la carrera en cinco años”.

Las auxiliares pedagógicas con duodécimo grado que se encuentran trabajando en las instituciones educativas de la primera infancia también pueden matricular en la Licenciatura en Educación Preescolar.

Para garantizar la mayor cobertura docente posible, y en el caso específico de las educadoras de círculos infantiles, desde hace varios años La Habana asume la formación emergente. “Es la única provincia que está autorizada a hacer esta formación emergente. Es un curso de tres años, pero al completar el primero, la joven se habilita, puede comenzar a trabajar en un círculo infantil y se le paga como educadora. Los dos años restantes los cursa por encuentro, generalmente los sábados. Las escuelas de formación para educadoras habilitadas en la capital se encuentran en cada municipio y se identifican por lo general con el nombre de «Vilma Espín»”, precisa María de los Angeles Gallo Sánchez, directora nacional de Primera Infancia, del Ministerio de Educación (MINED).

Para quienes egresen de las oportunidades de estudio antes descritas existen centros laborales como los de la modalidad institucional a través de la que el MINED ofrece atención a la primera infancia:

  • Círculos infantiles: instituciones educativas para hijos e hijas de madres y padres trabajadores y estudiantes, entre uno y seis años de edad. Funcionan desde las 6:00 a.m. hasta las 7:00 p.m., aunque se ajusta el horario teniendo en cuenta las necesidades de las familias con el objetivo de lograr un mejor uso del personal docente.  
  • Casitas infantiles: una variante de atención educativa para niños y niñas de uno a cinco años de edad, hijos de madres, padres o tutores que trabajan en una entidad laboral, la cual, a partir de sus condiciones económicas y materiales, destinan fondos para la apertura y mantenimiento de este servicio. Funcionan en un local del centro de trabajo destinado para este fin.
  • Grupos de Preescolar: ubicados en círculos infantiles o escuelas primarias (urbanas y rurales), donde niños y niñas entre cinco y seis años de edad son atendidos por educadoras y auxiliares pedagógicas. Estas aulas abren sus puertas de 8:00 a.m. a 4:30 p.m., aunque algunas funcionan durante una sola sesión.

Existe además el programa social de atención educativa «Educa a tu Hijo», una modalidad no institucional de atención a la primera infancia que promueve acciones en las comunidades con la participación de niños y niñas, las familias, y los ejecutores. Estos últimos son capacitados por promotores de educación. Desde el punto de vista organizativo, diversos profesionales, entre los que se encuentran educadores, maestros y auxiliares pedagógicos fungen como ejecutores o promotores.

Los fundamentos de «Educa a tu Hijo» están en un programa pedagógico con carácter interdisciplinario que incluye a las infancias “desde el nacimiento hasta su ingreso a la escuela, y tiene un carácter comunitario y eminentemente intersectorial que toma como núcleo básico a la familia, la que, orientada, es la que realiza las acciones educativas con sus hijos desde las primeras edades en el hogar”, argumenta la directora nacional de Educación Primera Infancia.

Del referido programa social y el MINED proviene asimismo la atención metodológica a las Casas de Cuidado Infantil que son parte de la actividad de cuidado por forma de gestión no estatal.

Una de las dudas recurrentes en torno a la formación de los profesionales, en esta área, guarda relación con la admisión o no de personas diferentes géneros. Sobre dicho aspecto, aseguró Gallo Sánchez que “la profesión no es exclusiva para mujeres; pueden acceder hombres, incluso, se han formado, pero al final se van”.

Cuba dispone de cursos, eventos y programas de maestrías y doctorados que contribuyen a la superación de los educadores, quienes consolidan su impronta tanto en el panorama nacional como en el internacional. Por ejemplo, profesionales cubanos han realizado asesorías referidas a la primera infancia en países como Argentina, Colombia, México, Guatemala, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, República Dominicana, Venezuela, Honduras, Guinea Ecuatorial, entre otros.

Fértil etapa universitaria

En la Universidad de Ciencias Pedagógicas «Enrique José Varona», rectora del trabajo de las carreras pedagógicas universitarias de los centros de educación superior de todo el país, conocimos la experiencia de Lilian de la Caridad Duvalón Rodríguez, estudiante de cuarto año de la Licenciatura en Educación Preescolar.

“Comencé por el Colegio Pedagógico, o sea, yo hice mi duodécimo grado aquí en la universidad porque yo sabía que era la carrera que quería alcanzar. Entré a un departamento con unos profesores magníficos que me recibían como si fuese parte del departamento, como su hija o nieta. Fue divino”, comenta.

Esos inicios los recuerda con mucho cariño Mercedes Lucía Martínez Carranza, jefa del Departamento de Educación Preescolar de la Facultad de Educación Infantil, quien considera que la joven es muy profesional y le caracteriza su pasión por la primera infancia. “Fíjate que cuando la fuimos a captar, cuando visitamos su Pre para la captación, después de escucharnos dijo: ‘ustedes no me están captando, porque ya yo tenía la firme convicción y propósito de que esta era la carrera que deseaba estudiar, por lo tanto, tranquilas, que esa es mi carrera’; y así fue”.

“Desde el primer año hasta ahora el cuarto ha sido una estudiante muy comprometida, muy responsable y que le pone el corazón a todo lo que hace por ese amor infinito que tiene por la educación y sobre todo por los educandos de la primera infancia”, pondera la profesora Martínez Carranza.

En Lilian Duvalón Rodríguez también la vocación fue una suerte de herencia familiar. Como precedente, su madre es egresada de la misma licenciatura. De no ser así, tal vez sería diferente su historia, aunque asegura que no encontraría razones para cambiarla.

“En primer año estuve vinculada a todas las actividades comunitarias que realizamos en los círculos infantiles de Ciudad Escolar Libertad y el municipio Marianao. Desde que estoy en segundo año de la carrera estoy realizando prácticas en el círculo infantil «Tierna infancia» ubicado en Lido, aquí en Mariano. Incluso me mantengo desde ese momento en el mismo círculo con excelentes condiciones, las mejores directoras, y el mejor colectivo de educadoras. Sin dudas aprendí muchísimo en estos casi tres años de prácticas. Amo ese contacto directo con los niños, ver cómo crecen, cómo cambian, cómo aprenden, ha sido sin dudas la mejor experiencia. Pero, sobre todo, en estos cuatro años me he dado cuenta de la importancia que tiene la carrera y el bien que le hace nuestra profesión a la sociedad cubana”, rememora ahora, casi al graduarse.

“A las jóvenes que quieran optar por la carrera las exhorto a seguir luchando, a no renunciar a sus sueños. Las invito a que conozcan más la Educación Preescolar porque muchas veces se discrimina y se piensa además que solo está relacionada con los círculos infantiles, y no, se trata de una educación hasta los seis años que abarca muchas aristas, que es todo un mundo por recorrer, que cuando entren por primera vez como hice yo se van a quedar totalmente enamoradas de la carrera”.

Ayudar a construir sueños

Retomado palabras de la maestra Niralda Iglesias Tomas: en las infancias podrán florecer los talentos siempre que de parte de los educadores haya amor, dedicación y consagración en el trabajo. Por supuesto que, en esa etapa, la familia desempeña un rol igual de importante y une el objetivo de entregar lo mejor a los pequeños.

La primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba, Anette Delgado, perteneció a uno de los grupos en que Niralda educó en la década de los años 80 del pasado siglo en Isla de la Juventud. Ha pasado el tiempo, pero con los recuerdos intactos, la maestra resalta esa feliz coincidencia, y los modos en que aquella niña participó con frecuencia en actividades culturales organizadas por ella y presentadas incluso en recibimientos de delegaciones de primer nivel que visitaban el municipio especial.

Educar en el amor a la primera infancia

“Los maestros de los primeros años son fundamentales en el desarrollo, tanto general como artístico, de los niños. Es ese maestro el que debe despertar en los niños el amor por la música, por la pintura, por el baile. A través de poesías dichas en el aula también hay una forma para despertar en el niño todas las manifestaciones e ir moldeando para que vaya perdiendo diferentes miedos, porque es un cambio de la casa a una formación más escolar. Esos maestros son unos pilares muy importantes en la formación de los niños, y en este caso la maestra Niralda me ayudó a mí muchísimo, y para mí fue muy significativa su labor porque se trata de una etapa preciosa, una etapa donde somos pequeños y vamos dándonos cuenta de las cosas”, dice hoy la reconocida bailarina.

Precisamente, entre las experiencias adquiridas por Niralda prevalece la satisfacción de que entre los miles de niños y niñas que toma de las manos en sus primeros años de vida, surjan muestras de agradecimiento como las expresadas por Anette. Para cualquier educador, el premio mayor es verlos ya como jóvenes y adultos enfocados en el éxito desde lo personal y profesional.

“Le doy las gracias a esta maestra porque al ser la primera es el ejemplo para todo y fue la que me impulsó a seguir luchando por los sueños”, reafirma Anette Delgado con la convicción de aunque haya elegido el camino de la Danza, la Pedagogía siempre merecerá el justo reconocimiento, así como Niralda y todos los maestros que dan riendas a la imaginación desde las enseñanzas del alma.

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