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La Patria Grande en Camilo

Cada 28 de octubre nuestros ríos y el mar se llenan de flores para Camilo Cienfuegos Gorriarán, uno de los héroes más queridos por el pueblo, y definido en una nota editorial de la prensa por estos días de 1959 como: el ángel de la Revolución.

Valores como el patriotismo, la lealtad, su honestidad y la valentía que siempre lo colocaron a la vanguardia de la lucha, son parte del legado que aquel joven de 27 años nos dejó para continuar cada día nuestra obra. Pero es importante señalar que su pensamiento, a pesar del poco tiempo vivido, se manifestó como buen integrante de esa generación que tuvo en José Martí a su guía. Es así que para Camilo el latinoamericanismo, la solidaridad con tierras hermanas, era indispensable para el avance de todo el continente, su libertad y soberanía, y sobre todo, el papel y el valor de la Revolución Cubana en ello.

Debemos estar más conscientes en nuestro deber como verdaderos soldados de la Patria. Hay que pensar, como dijo un compañero, en lo que el mundo espera de nosotros, la América completa tiene sus ojos en esta causa. En nuestras manos está hacer posible el verdadero triunfo de la Revolución.

En el libro Comandante Camilo Cienfuegos. Pensamientos, de los profesores Elizabeth Darias y José Pedro López, publicado por Ediciones Loynaz en 2023, se tiene acceso a una interesante compilación de ideas del Héroe de Yaguajay, en la que se evidencia la línea segura de su pensamiento con el de Fidel, Raúl, el Che y las esencias de la Revolución cubanísima por la cual él mismo dijo que estaría dispuesto a morir un pueblo entero. Así, con esa misma vehemencia, afirmó en febrero de 1959 a la revista Bohemia:

No hay duda que en toda América la era definitiva de la liberación se acerca. El proceso revolucionario cubano no se circunscribe a nuestra querida isla, se extiende desde el Bravo hasta la Tierra del Fuego. El movimiento que nuestro pueblo ha desarrollado tiene marcada influencia sobre nuestros hermanos de toda la América. Ya tiemblan los pocos tiranos que quedan dispersos en nuestro continente. (…) Los pueblos oprimidos sabe de nuestra identificación con la causa libertadora de América.

El llamado a la unidad de los pueblos latinoamericanos no faltaba en sus palabras, consciente de que estar unidos en la misma lucha a nivel continental, permitiría la soberanía e independencia de los intereses imperialistas del “buen vecino” del norte.

Los enemigos de la Revolución quieren enfrentarnos a los distintos países de América para tener un pretexto para invadirnos o atacarnos. Nosotros tenemos que evitar de todas formas ese conflicto. (…) Pero esta Revolución tiene algo grande. Esta Revolución ha enseñado a los hombres de América cómo se debe luchar para derrocar a esas tiranías que hoy están bañando en sangre a esos países hermanos. Esos países cuentan con nuestra simpatía, porque ellos están hoy como estuvo nuestra patria hasta el 31 de diciembre.

En artículos y testimonios se ha reflejado la participación de Camilo en la preparación del primer contingente internacionalista que salió en junio de 1959, encabezado por el dominicano Enrique Jiménez Moya, hacia República Dominicana para liberar a ese país de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. En aquel grupo que se entrenó en nuestro país, el principio internacionalista, latinoamericanista, era un hecho en su concepción y con la participación de combatientes de varias nacionalidades, entre ellos dominicanos, cubanos, venezolanos y puertorriqueños. La Revolución tenía el compromiso con ellos y con la libertad de los demás pueblos hermanos que también habían ayudado a nuestra causa. En imágenes se aprecia a Camilo en la despedida del primer grupo, y vale decir que su ayudante personal, Ramón López Nené, le pidió enrolarse en aquel intento donde la gran mayoría de los expedicionarios revolucionarios fueron tristemente asesinados o muertos en combate.

Porque hemos visto el interés de todos los hombres que combatieron a Batista, de salir también a combatir a Trujillo y combatir a Somoza. (…) Y esto que América esperó por 30 años, la verdadera liberación, la verdadera expulsión de todos esos cobardes dictadores de América Latina, pronto será una realidad. Que pronto, como en Cuba, en otros países en vez de haber un ejército que mate, un ejército que asesine, habrá un ejército que se confunda, como aquí en Cuba, con los campesinos, con los obreros, con los trabajadores en un solo abrazo, en un solo cuerpo para hacer prosperar y para hacer posible situar entre los países, entre los primeros países del mundo a estas tierras nuestras que son y están llamadas a tener esas posiciones y lo harán en el mundo.

La solidaridad también está presente en sus palabras del 27 de julio de 1959, al plantear que, una vez derrocadas las tiranías de los hermanos de América Latina, Cuba les ayudaría:

Cuando ellos necesiten organizarse, queremos mandarle desde aquí todos los hombres que puedan ayudarlos en la hora del triunfo a organizar el Ejército de ese pueblo. El Ejército de estudiantes, de obreros que muy pronto serán los Ejércitos de toda América.

Camilo dio un valor inmenso a las relaciones entre pueblos latinoamericanos, el acercamiento necesario para conocer sus realidades, así como él las pudo conocer en México, o en Estados Unidos como inmigrante latino. Por esa razón, como parte de la gran operación para divulgar la verdad de nuestra Revolución, hacía su llamado:

Estamos llamando a los pueblos de América que nos visiten. A los hermanos latinoamericanos que vengan aquí, comprueben la gran verdad, no se hagan eco de las calumnias ni las mentiras de la prensa extranjera, pagada por los intereses poderosos que han afectado las medidas revolucionarias necesarias que se han hecho. Que comprueben nuestro trabajo, queremos ser ejemplo de América y queremos ser ejemplo para que los demás países nos visiten, para que los demás países copien lo bueno que tenemos, para confraternizar con los demás hermanos de América, para aprender de ellos sus cosas útiles y para abrazarnos con ellos en la hora hermosa de la libertad social, de la libertad de todos los tipos que hemos alcanzado en Cuba y que aspiramos que se una hermosa realidad en toda América muy pronto.

La vida de Camilo Cienfuegos, corta pero intensa, dejó para nosotros los revolucionarios un ejemplo de que la juventud es capaz de comprometerse con una causa cuando la advierte justa, cuando en ella ve líderes crecerse ante las dificultades y son convocados a formar parte de las transformaciones de la patria grande, soberana, sin intervenciones externas y mucho menos mercenarias. Nos legó, además, que la patria crece cuando se juntan las naciones que tienen una raíz común, tienen los mismos históricos problemas y, como dijera el Che: “sueñan todas un mismo mejor destino.” Y esa es la juventud latinoamericana de la cual Camilo también formó parte, la de las revoluciones, las marchas, los desafíos, las dueñas de la rebeldía que algún día será coronada con la victoria; o las de la rebeldía que triunfó, y resiste y vence los embates del enemigo común de nuestras tierras: el imperialismo yanqui.

Nos unen, como latinoamericanos que somos, lazos indivisibles de amistad y de hermandad. Cada día esos lazos serán más fuertes y más firmes, porque está llegando la hora de que los latinoamericanos nos hermanemos aún más y marchemos juntos todos hacia el porvenir.

El sueño latinoamericano de Camilo se ha concretado de disímiles formas a lo largo de estos 66 años transcurridos desde su desaparición física. América Latina ha crecido, se une, Cuba ha apoyado a naciones hermanas y ha recibido también el apoyo y el amor de sus pueblos. En el ir y venir de los procesos históricos del continente, la unidad sigue siendo la palabra de orden y el latinoamericanismo, la aspiración más alta de los que amamos a estas tierras a la izquierda del mapa.

Y como este 28 de octubre también cierra la jornada ideológica Camilo-Che, esa que desde pequeños nos llena de poesía y virtud con más intensidad durante 20 días, están las palabras del Che sobre la huella verdadera del Señor de la Vanguardia:

Y aun, cuando siempre digamos mecánicamente, y aun cuando parezca una de las tantas frases con que se adornan la vida de los héroes caídos, por lo menos, créanme, cuando lo digo con toda la más grande sinceridad, que para mí, Camilo no ha muerto. Y que su influencia, la de su acción, la de su comportamiento de revolucionario, sirve todavía y servirá siempre, para corregir los errores, la cantidad de errores que día a día cometemos, la cantidad de injusticias y debilidades revolucionarias que día a día cometemos. (…) Y ésa, es su gloria eterna. La que yo he tratado de expresar y la que creo que sobrevivirá mucho más, que incluso, el recuerdo vivido de los años de guerra.

Salud, Camilo… y flores que lleguen hasta todos los mares de la América Nuestra que también amas.

Tomado de Cubadebate

Tomado de Cubadebate

Medio de información alternativa que alerta sobre campañas de difamación contra Cuba. Publica noticias y análisis con un tratamiento objetivo de los hechos. Muestra los intereses que el poder global oculta para mantener sus privilegios. UCI, La Habana, Cuba. editor@cubadebate.cu

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