Mondo, el amor contra las máquinas
El Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso busca romper barreras y prejuicios por el bien del arte y la espiritualidad de los públicos
El arte es también un medio para hacer reflexionar sobre la realidad. Así lo demostró una vez más la coreógrafa Susana Pous en Mondo, último estreno de la compañía de danza Micompañía. La obra se repuso con una nueva concepción este fin de semana en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, como parte de la programación del 28 Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso.
Mondo, con música original de Eme Alfonso, es una alerta sobre cómo la dependencia a las tecnologías puede conducir a la enajenación humana, a la soledad, a perder la perspectiva de la realidad, a la depresión y a la infelicidad.
Cada vez más las tecnologías están presentes en nuestras vidas y en los hogares. Teléfonos inteligentes, luces que se encienden sin necesidad de apretar un interruptor, muebles que se mueven, entre otros dispositivos creados para agilizar labores y proporcionar mayor comodidad.
La obra también se auxilia en la tecnología para representar, mediante la proyección de animaciones, uno de los apartamentos de una ciudad moderna. Pudiera ser cualquiera, lo que le otorga un carácter universal.
La historia se desarrolla en la sala del apartamento, ambientada con una lámpara, un sofá y dos butacones inflables. Allí convive una pareja en la que uno de los miembros es adicto a la luz generada por su tablet. La incomunicación y la distancia, a pesar de estar en un espacio pequeño, provocan que se conviertan en dos extraños.
Por momentos, hace creer a los espectadores en la fantasía de que los electrodomésticos de la casa cobran vida y manipulan como marionetas a los humanos, quienes luchan por liberarse y reencontrase a sí mismos. Sin embargo, todo está en la mente de quienes habitan la vivienda.
En la puesta también se hace referencia al uso de robots domésticos, que por más que se asemejen a la figura humana y puedan realizar casi todo para lo que se les programe, hasta el momento son incapaces de trasmitir la calidez y el amor necesarios en la vida de las personas.
Durante aproximadamente una hora que dura el espectáculo, es posible que nadie haya apartado la vista para mirar los celulares, porque es una obra que de principio a fin logra captar la atención y mantener la expectativa.
Un valor añadido a estas presentaciones fue la participación del actor de Teatro El Público, Georvis Martínez, quien se infiltró como un bailarín más. Certera la decisión de incluir Mondo en el Festival, que busca romper las barreras y prejuicios por el bien del arte y la espiritualidad de los públicos.