Siembra de girasoles
El girasol (Helianthus annuus) es un cultivo originario de Norteamérica y Centroamérica. Este cultivo anual crece bien en lugares secos y abiertos como prados, praderas y llanuras.
Primeramente, se utilizó como adorno. En el siglo XVIII, las semillas se convirtieron en un excelente manjar; y en 1716, un inglés pidió permiso con el propósito de extraer aceite en fábricas textiles y curtir pieles. En el siglo XIX, Pedro I «El Grande» lo llevó a Rusia y después pasó a Bulgaria, Hungría, Yugoslavia, Rumania.
El nombre del cultivo da una idea de cómo funciona, ya que los girasoles necesitan luz solar plena para crecer bien. Para obtener la máxima floración y fuerza del tallo, necesitan días de luz prolongada. Esta planta es heliotrópica, por lo que crecerá más recta si se le da suficiente tiempo al sol directo, en lugar de tener que inclinarse en dirección a la zona de donde provienen la mayor parte de los rayos solares.
Una cabezuela puede producir entre 100 y 8000 semillas. El aceite es de fácil extracción y de muy buena calidad pues contiene alta cantidad de vitamina E y es antioxidante. Los subproductos utilizados en la producción animal, los residuos de cosecha, tienen alto contenido de potasio. Se utiliza en champú, cremas y comestibles.
El campo de girasol también constituye un paraíso para las abejas, ya que de una hectárea de terreno se obtiene de 25 a 50 Kg. de miel.
La época de siembra es de agosto a diciembre, buscando la manera que la cosecha no coincida con la época de lluvia. La siembra se realiza entre hileras de 0.70 y 0.25 entre plantas y a una profundidad de 2 a 3 cm.
El clima ideal para el cultivo de girasol tiene una temperatura que oscila entre 21 y 26°C (70-78°F). Si el cultivo recibe suficiente agua, puede soportar temperaturas mucho más altas sin sufrir estrés térmico. También pueden crecer en climas frescos pero soleados.
El girasol puede crecer en una amplia gama de tipos de suelo, pero producen su máximo rendimiento en suelos neutros con un pH entre 6,5 y 7,5 y un drenaje adecuado.
El cultivo de girasoles requiere una planificación cuidadosa, una monitorización constante y resistencia a las adversidades. A pesar de sus bajos costes de mantenimiento y su alto potencial de producción, el cultivo sostenible de girasol requiere conocimiento en la gestión del suelo, el control de enfermedades y plagas y la sincronización de las operaciones de campo.
(Con información de Internet)