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Acuarela de una fiesta en resistencia

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Reafirmar el valor de la lectura, como herramienta imprescindible para combatir el colonialismo cultural que se nos pretende imponer, es uno de los propósitos de la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana, la cual quedó inaugurada ayer, en la sala Nicolás Guillén de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, por Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro.

La apertura contó con la presencia de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, y de Esteban Lazo Hernández, miembro del Buró Político y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

También, ante el miembro del Secretariado del Comité Central y jefe de su Departamento Ideológico, Rogelio Polanco; la vice primera ministra Inés María Chapman; los ministros de Cultura Alpidio Alonso y Margareth Menezes, de Cuba y de Brasil, país al que se dedica la Feria; entre otras personalidades, Rodríguez Cabrera destacó el hecho de celebrar esta edición «como una contundente muestra del valor que nuestro Estado confiere al libro y a la lectura, frente a un complejo panorama mundial y al recrudecimiento del criminal bloqueo de Estados Unidos contra la Isla».

Encomió las respectivas obras de la filósofa Isabel Monal y del escritor Francisco López Sacha, presentes en el acto. Recordó la dedicación de la intelectual a la Revolución y a la cultura cubana, y el ser defensora genuina de las esencias del pensamiento marxista; y de Sacha, resaltó su sobresaliente factura como escritor y como maestro de generaciones.

Aludió a la presencia solidaria de más de 46 países en la Feria, así como la oferta en ella de tres millones de libros físicos y 2 000 libros digitales, y recordó a Fidel, principal promotor de la cultura cubana y artífice de esta cita literaria.

Margareth Menezes agradeció la invitación, en nombre del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, hombre inmensamente comprometido con las causas humanas, y dijo haber tenido, desde siempre, la voluntad de visitar nuestro país, hermano del suyo y entre los que hay muchas confluencias.

De su patria llegaron los guitarristas Fernando César y Bento Tibúrcio, para interpretar Acuarela de Brasil, y Luz de vida; y de Cuba, con El bodeguero, Sube un poquito más y Sabrosona, la emblemática orquesta Aragón hizo a los presentes estremecerse de gozo por la fuerza de su ritmo y su espléndida cubanía.

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