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Medioambiente: lanzar sopa a la Mona Lisa ya es demasiado, pero…

Activistas por el clima arrojaron el pasado domingo 28 de enero sopa al cuadro de la Mona Lisa, en el Museo del Louvre, para exigir el derecho a una «alimentación sana y sostenible».

Así lo dio a conocer Rusia Today en español y agregaba que las protagonistas del hecho subrayaban que «nuestro sistema agrícola está enfermo».

Sí que está enfermo a nivel planetario el sistema agrícola en particular, y el medioambiente en general, lo hemos enfermado; pero tirarle un plato de sopa a la más famosa creación de Da Vinci no va a resolver el problema.

Por suerte, un poderoso cristal blindado protege a esa emblemática creación, que no sufrió daños. Una pena que no existan blindajes para cuidar al planeta y su ambiente.

A falta de protecciones y, sobre todo, de un actuar responsable y resiliente, en varios países europeos tuvieron lugar este enero manifestaciones de agricultores y granjeros.

En Francia en específico, donde la Gioconda, sin comerla ni beberla, «fue obligada»  a beber sopa, resultaron notorias las protestas con bloqueos de carreteras y depositando desechos ante instituciones gubernamentales y comerciales.

Sin dudas, estamos en conteo regresivo y la biosfera anda en emergencia. Solo para que el calentamiento global se mantenga por debajo de 1,5 grados centígrados, deberán reducirse a la  mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030.

De no ocurrir así, en esta década la exposición al aire contaminado, por ejemplo, aumentará en un 50% a la vez que los desechos plásticos podrían triplicarse.

El pasado año 2023 hizo bien evidente la gravedad de la situación con solo asomarse a termómetros y ventanas. No por gusto la Organización Meteorológica Mundial (OMM), indicó que este pasado calendario «ha batido récords climáticos, acompañado de condiciones meteorológicas extremas que han dejado un rastro de devastación y desesperación».

Fue el año «más cálido jamás registrado» con una temperatura media anual del planeta que superó en aproximadamente 1,45 °C los niveles preindustriales. Todo un caos.

Un comunicado emitido por la OMM advierte que el cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad, que nadie escapa a sus consecuencias y afecta especialmente a los más vulnerables. 

Debemos reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición hacia fuentes de energía renovables, insiste el texto.

No es este el único, sino muchos los problemas que apremian en el orden de esa vida sostenible que necesitamos en armonía con la naturaleza.

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Agricultura y acción climática

El tema de la agricultura, que específicamente motivó la inadecuada protesta en El Louvre, demanda transformar los sistemas agroalimentarios en la búsqueda de soluciones sostenibles, resilientes y bajas en emisiones, para hacer frente al cambio climático. 

Los sistemas alimentarios han de considerar la producción sostenible, eficiente, baja en emisiones y rica en nutrientes, en contraste con la actual realidad de los campos, donde el quehacer degrada los suelos y continúa sin apuntar a una agricultura sostenible.

Es así que igual se hace urgente abonar  un nuevo paradigma en el uso de los recursos naturales, restaurando la biodiversidad, los servicios ecosistémico, y produciendo alimentos sanos. 

En el caso de Cuba, como parte de la implementación de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, se realizó la V Reunión del Comité Nacional para la Prevención y la Reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos, con la participación de integrantes de las Comisiones Provinciales de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional y actores vinculados a la producción, transformación y comercialización de alimentos en todo el país. 

Así quedó recogido en el sitio oficial de la FAO en Cuba, donde igual recuerdan que el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional de Cuba tiene entre sus ejes estratégicos la prevención y la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos, aspecto que queda regulado por la Ley SSAN, como esencial para la consolidación de sistemas alimentarios locales soberanos y sostenibles y garantizar el derecho a la alimentación. 

Febrero de cara al planeta

Se trata de un colapso climático, según lo catalogaba Guterres, y demanda de una actuación cada vez más urgente de los líderes mundiales.

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Es así que a este año lo distinguirán numerosos eventos y celebraciones asociados al medio ambiente, a la protección de la biodiversidad y la sostenibilidad del planeta. 

En especial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) continuará proyectándose a favor del multilateralismo y un accionar basado en la ciencia y la innovación.

Este mes de febrero entre los días 12 y 17, tendrá lugar el Decimocuarto período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, y al concluir el mes, del 27 al 1ro de marzo, acontecerá en Nairobi la VI sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente.

La finalidad de esta importante reunión será fortalecer los esfuerzos mundiales y regionales de las Naciones Unidas, los Estados miembros y los asociados para continuar enfrentando la triple crisis que afecta al planeta asociada al cambio climático, a la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y a la contaminación y los desechos.

Una acción ambiental  más comprometida, urgente y eficaz —que nada tiene que ver con lanzar platos de sopa a la Mona Lisa— es lo que sigue esperando este maltrecho mundo nuestro.

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