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Agradecer, un verbo a conjugar siempre

Aunque pudiera parecer una convocatoria con cierto cariz religioso, el llamado a siempre conjugar el verbo agradecer en todos los tiempos y personas viene al caso porque el pasado 11 de enero tuvo lugar el Día Internacional del Agradecimiento.

Pero no mueve estas líneas solo una celebración que, por cierto, pasó prácticamente inadvertida. El motivo es que siempre los humanos tendremos algo que agradecer, y hacerlo, nos hace mejores.

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Foto: iStock

Alguien pudiera decir que, en términos generales, la humanidad tendría poco que agradecer con tanta guerra, pobreza y tanto medio ambiente dañado. Y cerrando más el encuadre, también en esta ínsula podría pensarse que poco habría que agradecer al constatar carencias, ineficiencias…

Sin embargo, de seguro no ha faltado esa mano amiga e incluso desconocida que regaló la medicina, que convidó a un buchito de café, que ayudó a cruzar la calle o que, simplemente, palmeó tu espalda en un abrazo salvador.

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Foto: tomada de lagaceta.com.ar

En realidad, no se conoce el origen de esa celebración, tampoco la ONU o la Unesco la recoge en sus agendas. De hecho, es posible que haya nacido por iniciativa de alguna empresa que buscaba promocionar y vender sus postales de agradecimientos.

Sin embargo, cada día debería practicarse el agradecimiento ante los pequeños o grandes gestos porque ello nos hace más felices, mejora las relaciones sociales y también la autoestima, a la vez que habla de una buena educación, de cortesía, que pareciera en vías de extinción en no pocos lugares.

La gratitud, esa importante 

Pareciera que “Gratitud” es de esas palabras que ha ido quedando desterrada del lenguaje coloquial, sobre todo entre las más nuevas generaciones. No se habla aquí de su práctica, sino del vocablo en sí.

Quizás haya tenido fecha de caducidad, al menos en el diálogo cotidiano. Pero ello no debería ser equivalente a que también haga mutis la costumbre de dar las gracias, de agradecer, lo mismo como un acto de educación que se practica incluso con desconocidos, que como un sentimiento –la gratitud- que nace bien genuino del centro del pecho e incluso crea lazos para toda la vida.

Porque no falta el médico, o la maestra –por poner solo dos ejemplos-, que año tras año reciben agradecimientos por parte de sus pacientes o alumnos, que los saben salvadores o modeladores de sus vidas.
 

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Foto: AFP

Y es que la gratitud es la emoción positiva del agradecimiento, como alguien la definía, y a todo el mundo le gusta, aunque no se lo proponga, recibir el agradecimiento de quien ha sido objeto de ayuda u otra atención; sobre todo, si el destinatario de tales contribuciones es alguien apreciado o querido.

Claro, lo primero sería darse cuenta de aquello que recibimos de otros y que nos hace bien, lo mismo en el plano espiritual que en el material, y corroborar que la bondad no se ha marchado, que no “se acabó el querer”… a pesar de todo.

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Foto: tomada de webconsultas.com

 
Es así que agradecer contribuye no solo a facilitar o consolidar las relaciones interpersonales sino también nos hace más conscientes de esos otros, de sus necesidades y también de su bondad… o de su ingratitud.
Tan importante es la gratitud y no asunto menor, que las neurociencias han comenzado de un tiempo a esta parte a hacerle espacio en sus investigaciones.

El ser agradecido ha sido entendido como una “habilidad primordial”, una ventaja evolutiva que tributó a la sobrevivencia de la especie.

El  catedrático del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Sevilla, doctor Manuel Vázquez-Marrufo, refirió a BBC el pasado 3 de enero que los estudios hechos con neuroimágenes abordan la gratitud desde el punto de vista del sistema de recompensa del cerebro, el cual ayuda a identificar lo que nos gusta, a motivarnos y a reconocer aspectos positivos de nuestro entorno.

Desde la ciencia, investigan hoy las reacciones inmediatas que tienen lugar en el cerebro y en el organismo en general cuando se experimenta gratitud.
 

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Foto: Getty Images

 “Esa respuesta placentera o positiva parece reducir la actividad de la amígdala, que, de llegar a estar muy activa, produce factores inflamatorios que nos causan lo contrario: dolor, tensión, irritación”, apunta el citado doctor Vázquez-Marrufo, quien agrega que “grandes pilares de la neurotransmisión como la dopamina, la serotonina, podrían estar implicadas en el proceso de experimentar gratitud”, como ocurre con otras emociones positivas.

Por su parte, el profesor emérito de psicología de la Universidad de California, doctor Robert A. Emmons, apunta que la gratitud, como estado complejo de componentes cognitivos y emocionales,  “es una buena medicina” y argumenta con estudios que demuestran cómo practicarla puede tributar a disminuir la presión arterial, a proponerse abandonar adicciones y a reducir el estrés.

“La gratitud no es simplemente un interruptor que encendemos cuando la vida va bien, sino que la gratitud también prende una luz en la oscuridad”, afirma el experto.

Educación ¿formal?

Desde niños en casa la familia enseña a que debe decirse gracias cuando se recibe un alago, un regalo, un favor… O, al menos, así debería ser.

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Foto: tomada de tuadolescente.com

Pero, lamentablemente, va siendo cada vez menos usual por esta geografía escuchar un “gracias” en la cotidianidad diaria.

Algunas normas de educación van desdibujándose de manera preocupante. Hay quien lo justifica con las carencias y complejidades del presente, pero ninguna razón podría sustentar que nos volvamos menos humanos, lo cual sucede cuando la insensibilidad y otras plagas ganan el podio.

Por ello, precisamente, es que la educación no debería acompañarse del adjetivo formal, porque debe ir junto a las mismas esencias que nos diferencian de los animales no racionales.

Para que la cortesía de dar las gracias siga siendo costumbre, a continuación se apuntan algunas maneras de expresar coloquialmente gratitud:

-Muchas gracias

-Lo aprecio mucho

-Muy amable

-Te lo agradezco

-Aprecio tu amabilidad

-No olvidare tu generosidad

-Ha sido una suerte contar con tu ayuda

-Tu apoyo ha sido invaluable

-Soy afortunado (a) de contar con tu apoyo

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Aunque cierras los ojos cuando el sol te da en la cara, da las gracias porque puedes verlo. Foto: Freepick

Podrías responder a esa expresiones de gratitud podrían emplearse las frases:

-Para servirte

-Con mucho gusto

-Encantado (a)

-Ha sido un placer

-Tú lo mereces

-Para lo que necesites

-Por nada o De nada. La Fundación del Español Urgente, FundéuRAE,  refiere que  esta última expresión, “de nada”,  es completamente correcta y el Diccionario académico señala que se usa “como respuesta cortés cuando a alguien le dan las gracias por algo”.

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Otra manera de agradecer. Foto: tomada de pecci.es

El 13 de septiembre de 1892, desde Santiago de los Caballeros, José Martí escribía al entonces mayor general Máximo Gómez, luego generalísimo, que “ayude a la revolución como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar dentro y fuera de la Isla el ejército” con miras a lograr la independencia.

Al respecto, le  advertía a Gómez: “Yo ofrezco a Ud., sin temor de negativa, este nuevo trabajo, hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres”. 

Ojalá que este texto tributara solo un tantico a que fueran menos quienes abonen “la ingratitud probable de los hombres”. 

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