Ciencia y tecnología

Notas meteorológicas de un Eclipse

eclipse satelite 1

Efectivamente amigo lector, un eclipse es un fenómeno netamente astronómico que responde al movimiento de cuerpos celestes y su posición relativa en un momento dado, en este caso el Sol, la Tierra y la Luna, por “orden de tamaño”. Es un fenómeno que va a ocurrir, independientemente de los fenómenos que estén ocurriendo en la atmósfera terrestre. Eso sí, los procesos atmosféricos pueden interferir en su observación: ya durante un anterior eclipse, el 21 de agosto de 2017, el tiempo nos jugó una mala pasada que nos privó de vivirlo en su momento de máximo esplendor, por la nubosidad imperante.

Pero, en esta ocasión las condiciones meteorológicas (no climatológicas, siempre recuerde eso), fueron muy buenas, casi ideales para poderlos observar durante todo el periodo que fue posible en Cuba. ¿Pero entonces de qué vamos a hablar?

Cuba no vivía un eclipse de esta magnitud desde 1970, un momento en que no existían ni los medios de difusión ni de comunicación actuales, que nos facilitaron seguirlo en tiempo real y verlo como si estuviéramos en disímiles lugares, donde pudo observarse con el máximo ocultamiento. Tampoco estaban disponibles los medios de medición digitales que nos permiten además de registrar variables, acceder a ellas desde la distancia. Además las imágenes satelitales actuales tienen la capacidad que ni soñaban hace cinco décadas atrás.

Pudimos observarlo desde la órbita terrestre, como en la imagen que encabeza esta entrada, quedando evidenciadas las zonas en que fue mucho mayor, aunque nunca total, la oscuridad producida por la sombra de la Luna.

Es por ello que  tenemos una oportunidad única para curiosear en las implicaciones meteorológicas de este eclipse en Cuba.

Muchos me comentaron que aunque no pudieron observar el Sol directamente al no contar con un medio correcto (por suerte siguieron las advertencias al respecto) y contemplar el fenómeno, veían que la intensidad era como si el día estuviera nublado, pero “sin calor”. Algo que pude comprobar personalmente al disfrutar de la “acera del Sol” en pleno Vedado, de cuello y corbata, sin abrasarme. Y es que en ese momento el Sol solo mostraba una cuarta parte de su superficie iluminada en la capital.

Pero vamos a los registros que en la actualidad podemos revisar…

Aquí le comparto los gráficos de temperatura registrada en algunas estaciones automáticas del occidente y centro de Cuba este 14 de octubre, los que están referenciados a la hora normal de Cuba, sin el actual horario de verano. Por ejemplo, la hora 12 corresponde a la una de la tarde.

En ellas se puede ver que dentro del incremento normal de la temperatura,  se observa un descenso precisamente provocado por la disminución en la intensidad de la radiación solar. Y esta es otra de las variables que se registran en estas estaciones, en los datos de las estaciones de Mariel y Güira de Melena en Artemisa y la de punta Alegre, de reciente instalación en el norte de Ciego de Ávila. Los valores de radiación fueron comparables con los que había en esas localidades cerca de las 9 de la mañana, en el caso de las 2 primeras, hasta un poco más temprano.

Viendo a continuación, más de cerca, la línea de comportamiento de la temperatura, para las estaciones de Mariel, Casa Blanca y Sancti Spíritus, en las que aparece señalada la duración del eclipse para cada una de esas localidades y el momento de mayor ocultamiento (que no tuvo la misma magnitud en todas ellas), se ve claramente el efecto de la reducción de la energía recibida del Sol, aunque se aprecia un retraso, como es lógico.

En esta ocasión podemos hacer este tipo de análisis, porque la nubosidad imperante era mínima sobre Cuba, con muy pocas nubes altas translúcidas, cuya influencia fue despreciable.

Por ejemplo, en la estación de Casa Blanca, la temperatura descendió, desde una máxima registrada a las 11:56 am de 34,2 grados hasta 29,6 a la 1:49 pm. En ese horario normalmente también influye la brisa, que comienza a soplar del mar a la tierra, con un aire más fresco y que pudo haber “ayudado” a frenar el calentamiento. Sin embargo,  observen en el gráfico  como la temperatura vuelve a subir, aunque no llega hasta el máximo ya registrado, porque va reduciéndose el efecto del eclipse y permanece el de la brisa, poniendo en evidencia el papel del primero en esa disminución.

¿El próximo?

Aunque tendremos otros tres eventos parciales en esta década, no viviremos otro tan significativo como este hasta el 5 de enero de 2038, en unos 15 años. Será al igual que en esta ocasión un eclipse anular y los más beneficiados serán los habitantes de la mitad oriental de Cuba, que podrán ver el “anillo de fuego” bien temprano en la mañana.

Tomado de Cubadebate

Tomado de Cubadebate

Medio de información alternativa que alerta sobre campañas de difamación contra Cuba. Publica noticias y análisis con un tratamiento objetivo de los hechos. Muestra los intereses que el poder global oculta para mantener sus privilegios. UCI, La Habana, Cuba. editor@cubadebate.cu

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