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El Grito del 10 de Octubre: la independencia y la emancipación social

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El Grito de Independencia del 10 de octubre de 1868 en el Ingenio Demajagua, proclamó la llegada de un nuevo pueblo al concierto de la libertad universal. El capítulo heroico supone igualmente el suceso de la otredad cultural. El consenso historiográfico lo apunta como la inflexión más significativa en lo cubano.

El profesor de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana, el Máster en Ciencias José Ángel Gutiérrez Quintero, sostuvo que al margen del recurrido fracaso de la Junta de Información en 1867 en Madrid, concurrieron otros factores para que aconteciera la extraordinaria epopeya en el archipiélago caribeño.

Escuche y descargue las declaraciones del profesor en nuestro canal.

Gutiérrez Quintero subrayó el total desinterés personal y la abnegación absoluta al ideal independentista del prócer Francisco Vicente Aguilera, el jefe inicial del movimiento, señalado siempre entre quienes aconsejaban aplazar el levantamiento, y que tras los sucesos del 10 de octubre de 1868 se sumó a la lucha acatando incondicionalmente el liderazgo de Carlos Manuel de Céspedes.

El reconocido profesor universitario cubano recordó la estrategia política de aquel inicio de una abolición gradual y con indemnización de la esclavitud, tendente a atraer a la burguesía occidental, aunque –dijo—es bastante conocida la página del líder de la insurrección que aquel día liberó a su servidumbre.

El estallido patriótico en el ingenio Demajagua reúne el contenido raigal de la obra revolucionaria hasta hoy: radicar la idea de la independencia del país, en conjunción perenne con la hermosa y al mismo tiempo difícil tarea de la emancipación social.

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