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Selección cubana de fútbol golea en Belice

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La selección cubana de fútbol resolvió el amistoso contra Belice con contundente 0-3 en Belmopan, con dianas de Marcel Hernández por partida doble y Karel Espino.

Muchas cosas cambiaron del partido anterior ante Guatemala, incluyendo el rival que sin duda fue menos exigente que los chapines.

En el once inicial también hubo transformaciones, como la entrada de Yunior Yuri Pérez por Asmel Núñez en el carril derecho y la de William Pozo, recuperado del estado gripal que lo aquejó, en lugar de Davide Incerti.

Sin embargo, el cambio más drástico y esperanzador fue en la actitud ante el partido. Retomó las libertades del contrario en el análisis, pero no es de desdeñar el parado sumamente ofensivo con hombres en punta como Marcel, Maykel Reyes, Javier Paradela y William Pozo, quienes tenían un mensaje: el equipo buscaba goles.

La idea del futbol de Cuba también dejaba ver un poco más de claridad, si bien el parado no lo estaba tanto por la posición de Maykel botado a la banda, cuando de él se espera que pise el área. Lo que sí se notaba era la intención de llegar tocando a la puerta rival, sin rifar balones.

Quizá ahí también Cuba mostraba su carencia: en salir tocando desde el fondo. A pesar de que Sandy Sánchez colaboraba jugando con los pies, el flanco izquierdo sufría con Dariel Morejón, quien prefería correr al espacio.

Karel Espino también mostraba algún traspiés en la salida, sobre todo en el segundo tiempo cuando los Jaguares subieron las líneas y presionaron alto.

Sin embargo, al jugador del Comunicaciones guatemalteco poco o nada le afectó eso para volver a ser uno de los mejores en la cancha. El habanero que jugó con Artemisa ofreció un recital de contundencia y jerarquía en la medular, incluso hasta marcó un gol en cobro de esquina.

Pablo Elier encontró en Yunior Pérez un alfil de mucha ida y vuelta que hizo daños severos a la defensa rival en asociación con los dos reyes, Maykel y Dayron, quien repitió la titularidad. El guantanamero fue santo y seña en el ataque y la defensa de esa banda.

Gustaba y se gustaba Cuba, pero faltaba contundencia. El descanso llegó con empate a ceros cuando debieron los Leones ganar por varios goles.

Marcel entraba de a poco en ritmo, no sin antes fallar más de una ocasión clara. Apenas salió del vestuario el delantero del Cartaginés remató dentro del área y se reencontró con el gol. Y en el descuento repitió la dosis para decretar la goleada y marcharse con un doblete que devuelve la confianza.

Con los cambios, el equipo del pinareño Sánchez perdió un tanto de claridad y orden, que luego retomaría hilvanando toques al gusto, da lo mismo si como ensayo para el futuro o como reivindicación del desorden de hace tres días en Guatemala.

El pitazo final dejó una ventana entreabierta por donde se cuela un rayo de luz que invita al optimista a confiar en que, con juego, se pueden mejorar muchas cosas.

De las ausencias notables también se desprende que su aporte debe mejorar la propuesta en la cancha. Pero sobre todo se aprendió que un equipo no va tan mal como cuando pierde, así como tampoco es la panacea de cuando gana.

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