Cultura

No ha muerto el pintor

Este 4 de agosto, el destacado pintor, dibujante, muralista, grabador, narrador y poeta, oriundo de Remedios  y asentado en Santo Domingo, en Villa Clara, no pudo celebrar su 67 cumpleaños al no poder superar los estragos  que la COVID-19 le asestó a su cuerpo. Su magnífica obra, sin embargo, continuará siendo abrazada por su pueblo

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Partió el día antes de celebrar su llegada a este mundo. Como entregándonos una obra última que nos hiciera llorar y al mismo tiempo sonreír por su osadía, como entregándonos una obra última que no pudiéramos olvidar. Este 4 de agosto, fecha en la que debería andar soplando la vela llena de luz que corona el cake de familia hecho con amor y esmero por su onomástico, el «viejo pintor, poeta cubano, escritor, caminante, humorista y etc.»», como gustaba presentarse en su perfil de Facebook, el «enorme soñador»», se sumió en dolorosa oscuridad por culpa de la COVID-19.

Todavía al cierre de esta edición de JR, su página en la popular red social continuaba recibiendo felicitaciones por sus 67, firmadas por una inmensidad de amigos de todo el mundo que lo querían bien y que jamás hubieran imaginado que en su caso se fuera a verificar una jugada tan macabra del destino.

Este 4 de agosto terminó como un «Día triste, muy triste»», recalcaba en FB el periodista villaclareño Francisnet Díaz Rondón y muchos otros que, se venían preocupando por el estado de salud de quien, atacado con saña por una de las agresivas variantes del SARS-CoV-2, no conseguía evolucionar a los medicamentos. «Ha partido el pintor-poeta Noel Guzmán Boffill Rojas. El arte naïf está de luto, la pintura del pueblo y de los humildes, la décima cubanísima, la
cultura de los de a pie. Otro golpe a la creación. Santo Domingo y Remedios lloran»», se lamentaba, asumiendo las voces de todo un pueblo, el jefe de la página cultural del Vanguardia.

No pocos y merecidos homenajes le rindió su periódico a quien constituyó uno de los más grandes pintores populares o primitivistas de Cuba, según afirmó en julio de 2019, con justeza, Luis Machado Ordetx, a raíz de que el incansable artista dejara inaugurada la exposición antológica Bururú barará, ¿dónde está Boffill?, con motivo de sus 65 y de que se le escapara la noticia de que, un mes después, la Cumbre Mundial de las Artes por la Paz y la Vida, de Ecuador, lo nombraría Embajador de la Paz de Cuba.

Al hacer un repaso de su sólida obra, Machado Ordetx recordaba: «Tres décadas atrás, cuando Boffill Rojas era solo un «€œCaminante»€ con deseos de adentrarse en la naturaleza de la pintura popular, hacía visitas frecuentes a Vanguardia, y mostraba con osadía las pequeñas cartulinas pintadas con los más primitivos recursos: tinta de zapato, esperma, acuarela y tempera.

«En sus delirios estaban las mujeres, la tierra, el viento, los atributos religiosos y los héroes: Che Guevara y Camilo Cienfuegos desacralizados y siempre venerados, según su punto de vista. Nada en los temas cambió, pero sí la forma de recrearlos.

«Desde entonces el artista, divertido con los inusitados horizontes, fue con menos frecuencia a la redacción periodística, pero jamás dejó de ser quien es: un hombre que en sortilegios del duende interior siempre asombra con renovados y causales encuentros de imaginería pictórica»».

Así era el gran Boffill, cuyas excedidas imaginación y creatividad no había podido detener ni la mortífera pandemia. Lo reportaba no hace mucho Gleidys Sorí Velázquez desde CMHW, al enterarnos de que el multifacético miembro de la Uneac había acabado de entregar decenas de obras pictóricas y algunos textos y nos dejaba escuchar su voz todavía firme:

«Estos días llamados de «€œencierro»€ son dolorosos, porque pienso en los muertos del mundo y en los pocos muertos de Cuba, pero la creación artística, la creación literaria, ha sido grande. He realizado más de 30 obras relacionadas con la COVID, principalmente lienzos con acrílico y óleos; también he pintado algunas tejas. He colaborado con diferentes países. He publicado, por ejemplo, cuentos y poesías en la revista Troquel, de España. He trabajado junto a mi señora, Maritza Atanes Alemán, quien está constantemente pintando. Aquí estamos: bastante bien»», nos decía a través de La Reina Radial del Centro, aquel que vivía convencido de que el arte salvaba.

«El arte es amor, belleza, purificación, bondad y ternura»», aseguraba entonces, despidiéndose lleno de esperanzas: «Cuando se aleje la muerte, llegará la suerte de brindar»», presagiaba. Y de ese modo lo haremos, porque, efectivamente, Boffill volverá a «andar por los montes, abriendo nuevos caminos y horizontes…»». Porque, como Gloria Muñoz del Toro insiste en asumirlo, con evidente dolor: No ha muerto el pintor.

Dicen que murió el poeta/ El amigo el compañero./ Ese rebelde de siempre/ Pintor de cuadros y versos.// Dicen que murió Boffill/ Y que lo llora mi pueblo/ Que lo lloran sus amigos/ Y San Juan de los Remedios.// Que ya no verán la calles/ Pasar al pintor guerrero/ Con su pelo ensortijado/ Con el filo de su verbo.// Y yo que mucho lo quise/ Y yo que mucho lo quiero/ Digo que él no murió./ Digo Bofill no está muerto.// Porque vivirá en nosotros/ Aún más allá del tiempo./ Mientras que vive un poeta/ O un pintor en este pueblo.// Él siempre estará presente/ En las calles sin silencios/ En su rebeldía innata/ Porque se fue de paseo/ A morar junto al señor/ Donde están los hombres buenos.// Allí estará mi poeta/ Regando un montón de versos/ Llenando con nuevos cuadros/ Cada rincón de los cielos/ Entreteniendo al Señor/ Con la magia de sus cuentos.// El pintor hoy no murió/ Solo se marchó un momento/ Se fue a la inmortalidad/ Con su pincel y su verso./ Nadie diga que murió./ Nadie diga que se ha muerto.

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Con «Maratón»», una de las últimas piezas premiadas a Noel Guzmán Boffil Rojas, hay un reconocimiento a su obra pictórica. Foto: Francisnet Díaz Rondón/periódico Vanguardia.

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