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Un año de la pandemia en Cuba: de la resistencia a la búsqueda de un amanecer redentor (+Audio)

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Este 11 de marzo se asemeja a otro incio de año para los cubanos, porque fue el 11 de marzo del 2020 cuando tuvimos por primera vez al nuevo coronavirus en nuestra geografía.

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Ha sido una vuelta completa al sol desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a la COVID-19 como pandemia; también transcurrió un año desde ese día en que tres turistas italianos dieron positivo al SARS-CoV-2 en exámenes efectuados por el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), de La Habana.

Tras ese 11 de marzo, en pocas horas Villa Clara reportaba el cuarto paciente con la enfermedad, que sería el primero de nacionalidad cubana en todo el territorio.

La vida ha cambiado desde entonces para los villaclareños, y para los cubanos y ciudadanos del mundo, que marchábamos al ritmo de una vida ya agitada. Podemos decir que hay un antes y un después. 1974 personas se han enfermado hasta el día de hoy en la provincia, y de ellos, 238 han tenido fuente de infección en el extranjero; 1736 fueron transmisiones autóctonas, y 17 perdieron la vida.

En números se dice muy fácil, pero no, no han sido pocas las familias que lamentan pérdidas, los hijos y nietos que lloran el cálido abrazo de sus ancianos, o los pequeños que por primera vez se separaron de sus padres. Un largo invierno nos ha entristecido el alma.

El nasobuco pasó a formar parte de nuestra indumentaria habitual; desinfectante, cuarentena, distanciamiento social y permanecer en casa se volvieron las palabras más importantes.

Fue un miércoles cualquiera, y no imaginábamos que ese 11 de marzo significaría tanto. Pero hemos resistido, y si usted es uno de esos casi dos mil villaclareños que vencieron la COVID-19, o uno de los más de 58 mil pacientes diagnosticados en todo el territorio nacional hasta hoy, siéntase vencedor.

Y no se preocupe si para los cubanos ha sido un año terrible: los estudiantes recuperarán el tiempo perdido, la playa nos esperará para sanar nuestras angustias, y los abrazos que no hemos dado se multiplicarán, y no falta mucho para que la ciencia cubana al fin nos libere a todos de este microscópico enemigo.

Un año de la COVID-19 en Cuba, y vendrá, ya lo veremos, una primavera, un amanecer redentor.

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