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Buena parte de la batalla contra la COVID-19 se gana en la pesquisa

Realizar la pesquisa con calidad y rigor tributa a la rapidez con que puedan ser tratadas las personas diagnosticadas con algún tipo de sintomatología respiratoria u otras afecciones.

Aunque en estos 11 meses de duro enfrentamiento a la COVID-19 ha demostrado su valía, cierto es también que la eficacia de la pesquisa activa en las comunidades pudo ser mucho mayor, como manera de anticiparse en la detección de casos positivos a la enfermedad y poder actuar sin demoras en su aislamiento, para contener la cadena de contagio y anticiparnos a las complicaciones que provoca la enfermedad, sobre todo en las personas vulnerables.

Realizar esas acciones con calidad y rigor por parte de los equipos médicos, junto a estudiantes de Medicina, Estomatología y Tecnología de la Salud, tributa a la rapidez con que puedan ser tratadas las personas diagnosticadas con algún tipo de sintomatología respiratoria u otras afecciones.

No siempre, sin embargo, ha sucedido así. El peligroso rebrote de la epidemia de los últimos meses se ha encargado de sacar a relucir insuficiencias que mucho tienen que ver con la baja percepción del riesgo, el exceso de confianza y la superficialidad en el imprescindible intercambio con los vecinos en sus hogares.

DETECCIÓN PRECOZ Y PREVENCIÓN

La doctora Anay Montalvo Ibarra, funcionaria de la sección de atención primaria en la Dirección Provincial de Salud en Cienfuegos, explica la significación de la pesquisa activa en tanto método para la detección de casos de la COVID-19 y el control clínico y epidemiológico de la enfermedad:

«Sin duda, la pesquisa activa distingue al sistema de Salud cubano. No quiere decir que en otras geografías no apelen a ella, pero como la detección precoz y la prevención son características de nuestra Medicina familiar, la epidemia nos encontró preparados para su control.

«En las áreas de Salud, el responsable es el Director del policlínico con todo su grupo básico, y se coordina con las organizaciones sociales de la comunidad, que son las que conocen las características de los vecinos, con la finalidad de investigar los focos, determinar contactos, sospechosos y aislar de inmediato.

«Desde la Dirección Provincial de Salud se controla el comportamiento de la pesquisa activa en cada uno de los consultorios: su calidad y organización, el aislamiento de los pacientes, el control de los viajeros, las acciones de promoción y prevención, así como el seguimiento de los casos con COVID-19.

«Quedó definido un médico coordinador, por área, del control sanitario internacional, quien es el encargado de recibir epidemiológicamente al viajero, y mantiene actualizada la base de datos, así como del resto de las acciones del consultorio sobre las condiciones de aislamiento»», abunda Montalvo Ibarra.

La galena añade que, de eso y de que se ejecute al pie de la letra, depende la vida y la salud de la población. De ello está responsabilizado el personal, desde el consultorio hasta el último eslabón del mecanismo y, por supuesto, influye la disciplina de la población en acatar lo orientado por los especialistas.

Con ella coincide la doctora Miriam Pellón Rodríguez, vicedirectora de Asistencia Médica del Área de Salud 2 de Cienfuegos, quien en su jurisdicción tiene zonas con casas de renta, a las cuales acuden turistas: «Organizamos el trabajo de forma tal que los centros estudiantiles y laborales, así como la población vulnerable y de riesgo, sean pesquisados diariamente.

«Desde que comenzó la epidemia, hemos contado con el apoyo de estomatólogos, tecnólogos, y ahora se refuerzan los dúos en los consejos populares. Para que se tenga una idea, solo en la jurisdicción de uno de los consultorios existen 92 casas de renta y eso lleva una estricta vigilancia epidemiológica»».

La joven doctora Arisley Relova Gil, titular del consultorio No. 26, afirma que, durante las pesquisas en las viviendas, al detectar algún síntoma de la enfermedad, se actúa según los protocolos, pero se pueden diagnosticar otras patologías no relacionadas con la COVID-19 y encaminar su tratamiento.

Mucho más compleja para la realización de las pesquisas resulta el Área de Salud 7, conocida como Policlínico Laboral de Cienfuegos, donde ejerce como director de Asistencia Médica el doctor Luis Leandro Sánchez Alemán.

«Contamos con 14 consultorios, ocho en la zona residencial y el resto en barrios rurales de la periferia de la ciudad. Atendemos, además, empresas de la zona industrial que llevan un médico, como la termoeléctrica y la refinería de petróleo, y centros educacionales, como la Universidad, en la que tenemos estudiantes extranjeros. Ello da la medida de lo fundamental que resulta organizar bien las pesquisas»», precisó el facultativo.

CALLE A CALLE, CASA A CASA

Después de un periodo relativamente breve de normalidad, la ciudad de Camagüey retrocedió, de la noche a la mañana, a la fase de transmisión autóctona de la enfermedad, con un nefasto comienzo de año en términos de contagio, al llegar a concentrar el 60 % de los casos confirmados desde el comienzo de la epidemia.

Tal situación ha estado acompañada de una preocupante dispersión de la COVID-19 por las nueve áreas de Salud de la cabecera provincial, con focos activos abiertos en varios consejos populares, lo que conllevó a decretar un grupo de manzanas bajo vigilancia reforzada por las autoridades sanitarias de la localidad.

«Estamos en una etapa del año, refiere el doctor Alfredo Leal Gutiérrez, de la Dirección Provincial de Higiene y Epidemiología, en la que se produce un aumento de las infecciones respiratorias agudas, sobre todo, en los adultos mayores, quienes pueden presentar otras afecciones, llamadas acompañantes, relacionadas con la hipertensión arterial, la diabetes o las patologías cardiovasculares. Enfatiza el especialista en que es entonces cuando se requiere de pesquisas activas y efectivas en las comunidades, para evitar que quede un sospechoso de contraer la COVID-19 sin cumplir todos los requerimientos establecidos en los protocolos médicos hasta descartar la presencia del coronavirus o, de lo contrario, seguir el curso hospitalario.

No hacerlo con la seriedad, minuciosidad y precisión que ello conlleva; asumir la pesquisa como un acto rutinario, solo limitarse a cumplir una encomienda, lejos de contribuir a cortar la posible cadena de contagios, abre brechas peligrosas en las acciones de vigilancia y prevención de la enfermedad a nivel local, que pueden ocasionar daños mayores.

De ahí lo vital que resulta la estrecha cooperación entre los equipos encargados de las pesquisas, el consultorio médico y las organizaciones de masas, a la hora de realizar el diagnóstico oportuno.

Buena parte de la batalla se gana, por tanto, en el momento de la pesquisa. Ante una enfermedad que ha demostrado dolorosamente su elevada transmisibilidad y letalidad, cualquier descuido, negligencia o formalismo en el actuar hace mucho más escabroso y dilatado el camino hacia la normalidad que tanto añoramos todos.

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