Manolito Barreiro. Hasta donde la memoria alcance
El día trece de este mes de septiembre se despidió de la vida Manuel Barreiro Consuegra un hijo ilustre de Caibarién. Así es definido por quienes en verdad lo conocieron aunque nunca recibió formalmente dicha condición.
Manolito, con sólo catorce años se incorporó a la campaña de alfabetización que lo llevó hasta la Sierra Cristal en Holguín, su amor a la causa de la Revolución creció como uno de los Jóvenes Rebeldes y en la Villa Blanca realizó acciones como la de desactivar bandas contra revolucionarias.
Su obra no se detuvo, se incorporó a la carrera de Estudios socioculturales con tal pasión que demostró al convertirse en investigador cultural por excelencia y luchar cada día por mantener la cultura, historia y tradiciones de su pueblo.
Recordemos que fue director de la Sectorial Municipal de Cultura, administrador de la Casa de Cultura Manuel Corona, tiempos en que dedicó esfuerzos a recuperar la banda de conciertos de Caibarién, a la colocación del busto de Camilo Cienfuegos para honrarlo en el malecón de esta villa y a regresar a la tierra del gran trovador Corona, los restos de Longina su musa inspiradora.
No olvido cuando por una esquina cualquiera aparecía Manolito y con su magia me hacía olvidar la prisa, el saludo respetuoso llevaba siempre a temas interesantes, una elocuencia como pocos, sabiduría sin límites sobre todo si se trataba de Caibarién, sin dejar atrás su particular humor. Y en cada palabra, la insistencia en conservar el patrimonio y recordar a los que hicieron la historia que hoy disfrutamos.
Para ese genial empeño suyo llegaba cada semana a la emisora CMHS Radio Caibarién, en su sección Hasta donde la memoria alcance, compartió amplios conocimientos sobre las más diversas esferas de su pueblo. Símbolo de buen cubano, Manolito iba a la historia pasada y entre anécdotas y reflexiones nos hacía vivirla.
Hasta de cubano fiel tuvo su fecha de nacimiento ( despues cambiada en documentos) un veintiocho de enero, coincidencia que obliga a recordar a José Martí y aquello que aunque reiterado no deja de ser cierto, «¨Honrar honra»¨.
Al partir con setenta y cinco años luego de un período convaleciente, Manolito fue despedido con un largo aplauso como el hombre de teatro que también conocimos.
Una pena sentida es que faltaron algunos en ese adiós a quien tanto merecía. De cualquier manera, su obra y dedicación quedarán en el recuerdo de muchos y por supuesto será como decía en cada despedida : «¨Hasta donde la memoria alcance»¨.