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El noble oficio de hacernos felices

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El oficio del payaso figura, sin lugar a dudas, entre los más universales y nobles

Con una historia cuyos antecedentes se remontan al Egipto del año 2500 a.n.e., el oficio del payaso figura, sin lugar a dudas, entre los más universales y nobles, una vez que su esencia es hacernos felices, arrancar sonrisas a los rostros de sus espectadores, en especial de los niños.

En nuestro país, esta técnica se asocia inevitablemente a un nombre: el de Edwin Fernández, versátil actor cuyos desempeños en el cine, el teatro y la televisión demuestran que mucho talento y, no solo una vis cómica, se requiere para construir un personaje tan inolvidable como lo es su “Trompoloco”.

Los circos que, de mayor o menor categoría recorrían el país hasta los años 60 del pasado siglo, llevaron la figura del payaso por distintos puntos de la geografía cubana, casi siempre cubriendo los intervalos entre números de mayor envergadura, pero casi nunca justipreciados, aunque resulte inimaginable una carpa sin estos coloridos individuos de roja nariz y grandes zapatos.

A la incansable labor del actor y dramaturgo Ernesto Parra, director fundador de Teatro Tuyo, mucho debe el reconocimiento que ha ido ganando entre nosotros el oficio del payaso, tanto por la calidad estética de las puestas en escena de esta Compañía, como por la creación hace exactamente cinco años de la Escuela Nacional de Clown de Las Tunas, única institución de este tipo en la Mayor de las Antillas.

Formar a profesionales de amplio perfil que regresen a sus comunidades a transmitir las experiencias adquiridas y ofrecer espectáculos caracterizados por la originalidad, es el propósito de este centro docente al que inicialmente han acudido jóvenes de las provincias vecinas, gracias al apoyo brindado por los Ministerios de Educación y Cultura, el Consejo Nacional de Enseñanza Artística y autoridades de Las Tunas.

Enaltecer el oficio del payaso, es también propósito de muchos integrantes del gremio que, de forma individual o en pequeñas agrupaciones, llevan su arte por distintos escenarios, libres de vulgaridades y del espíritu mercantilista que en ocasiones han marcado este ejercicio.

A través de los años, nombres ilustres del ámbito internacional sitúan en un plano superior esta técnica de la actuación: Charles Chaplin, Oleg Popov, Buster Keaton y, entre muchos más, el del español Emilio Alberto Aragón, quien encarnó el famoso payaso Miliki y en honor a cuyo nacimiento se celebra cada 5 de noviembre el Día Internacional del Payaso, una fecha para felicitar y agradecer a aquellos que siempre nos transportan a la feliz etapa de la niñez.

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