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Los cubanos y el Premio Nobel

Los cubanos y los Premios Nobel

Como explicamos en el trabajo anterior, esta semana abordaremos el tema de los cubanos nominados al Premio Nobel desde su celebración en 1901.

Hasta el presente, Cuba no cuenta con un ganador del Premio Nobel en ninguna de sus seis categorías. No obstante, desde fechas bien tempranas nombres cubanos estarían entre los nominados.

El proceso de selección

El proceso de nominación y finalmente de premiación no es tarea sencilla para la Fundación Nobel. La entrega del premio cada 10 de diciembre es el proceso final de más de un año de riguroso trabajo, en el que se reciben más de 300 nominaciones por cada categoría.

El proceso comienza cuando el parlamento noruego elige por votación el Comité Noruego del Nobel, integrado por cinco prestigiosos intelectuales. Este comité es el encargado de seleccionar a las personalidades a nivel mundial con facultad para nominar en cada una de las categorías, que incluye a profesores universitarios, científicos y ganadores anteriores del premio.

En septiembre del año previo a la entrega de los premios, el comité cursa invitaciones a los nominadores seleccionados para que emitan sus propuestas, teniendo prohibido autonominarse. Las proposiciones deben ser entregadas antes de que concluya el año.

Al comenzar el año de entrega de los premios el Comité Noruego del Nobel conforma seis comités específicos en cada una de las categorías, integrado por científicos y expertos de amplio prestigio y reputación en las diferentes áreas a premiar. De esta forma comienza el riguroso, difícil y a veces polémico proceso de estudio y depuración de los nominados, que dura varios meses.

Finalmente, los premiados se anuncian a principios de octubre y se entregan el 10 de diciembre. Aunque la premiación se realiza el mismo día, no todos se otorgan en el mismo lugar.

Mientras el Premio Nobel de la Paz se entrega en Oslo, los restantes se entregan el Estocolmo horas más tarde, cumpliendo así lo estipulado por su creador en el testamento.

Uno de los hechos más enigmáticos del proceso es la extrema confidencialidad que deben guardar todos los involucrados. Para que ello se cumpla, los integrantes del Comité Noruego del Nobel, los nominadores, los miembros de los seis comités de selección y los de las instituciones encargadas de su entrega tienen que jurar un compromiso de confidencialidad absoluto, comprometiéndose a no develar información sobre los nominados, el carácter de las discusiones durante el proceso o los ganadores, antes de que se haga oficial.

Lo más sorprendente es que cumpliendo la voluntad de Alfred Nobel, los nominados y los documentos resultantes de las deliberaciones no se dan a conocer hasta 50 años después. Son almacenados en una bóveda en la propia Fundación.

Cuba y los ganadores del Premio Nobel

Varios ganadores del Premio Nobel han tenido un estrecho vínculo con nuestro país. Ya sea porque han decidido residir en Cuba, le han aportado a la nación o se han inspirado en ella.

Ernest Hemingway se alzó en 1953 con el Premio Pulitzer por su novela El viejo y el mar y al año siguiente obtendría el Nobel de Literatura, en la que sin dudas su obra más famosa tuvo un peso determinante para la academia sueca. La misma fue escrita y está ambientada en los años 40 de nuestro país.

Dos años más tarde, en 1956, obtendría el premio en Literatura Juan Ramón Jiménez, quien residió en nuestro país durante algunos años.

Similar condición tendría el también escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien obtendría el premio en 1982. El Gabo trabajó y residió durante muchos años en nuestro país. Hombre cercano a nuestro pueblo e historia, es uno de los creadores de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano en 1985.

Los cubanos y el Premio Nobel

Como es lógico suponer, alrededor de unos de los premios más prestigiosos del mundo abundan los rumores y las especulaciones. Es por ello que nos remitiremos a la información oficial, de la que podemos disponer solamente hasta 1973.

Según el sitio web de la Fundación Nobel desde su primera emisión en 1901, hasta 1973, los cubanos han estado nominados en 28 ocasiones y en tres de sus categorías (Medicina, Literatura y Paz) y dicho honor solo le ha correspondido a seis nacionales.

Es motivo de orgullo inmenso para los cubanos que Carlos Juan Finlay y Barrés, uno de los científicos más eminentes de nuestro país, haya sido nominado en diez ocasiones, en varios años por dos personas y durante seis años diferentes. El descubrimiento del agente transmisor de la fiebre amarilla y su labor en la prevención y erradicación de tal azote en el Caribe lo hizo merecedor de ser tenido en cuenta por la academia sueca. Lamentablemente, en ninguna de las ocasiones resultó ganador.

Es interesante constatar que fue nominado por prestigiosos profesionales de diversas naciones del mundo, incluyendo a dos ganadores anteriores, el escocés Ronald Ross, Premio Nobel de Medicina en 1902 y el francés Alphonse C. Laveran en 1907.

Finlay 1

En 1912 aparecería el segundo cubano nominado, en esta ocasión se trataría del también camagüeyano Arístides Agramonte Simoni. Nacido en 1868, proviene de una familia de patriotas con una participación destacada en las guerras por la independencia. Arístides es familiar del mayor general Ignacio Agramonte e hijo del general de brigada Eduardo Agramonte Piña, ambos muertos en combate durante la Guerra de los Diez Años. También es sobrino por la parte materna de Amalia Simoni Argilagos, legendaria compañera de El Mayor.

A finales del siglo XIX conspiró contra el colonialismo español y finalmente se incorporó en la guerra Hispano-cubano-norteamericana en 1898 como médico agregado en el ejército estadounidense.

En 1900 se graduó en la Universidad de La Habana de Doctor en Medicina y Cirugía. Ese propio año integraría como patólogo la Cuarta Comisión de Oficiales de Sanidad del ejército norteamericano, la cual finalmente puso atención a las investigaciones de Finlay sobre la fiebre amarilla. La colaboración con el sabio cubano, pese a los intentos de la comisión de escamotearle a Finlay su mérito, lo llevó a ser nominado al Premio Nobel de Medicina en cinco ocasiones entre 1912 y 1917, cuatro de ellas de conjunto con Finlay.

Tendrían que pasar 30 años para que Cuba tuviera a la primera y única mujer hasta el momento nominada a un Premio Nobel y la primera en optar por el de Literatura. Se trata de la traductora e investigadora literaria Laura Mestre Hevia, quien nació en La Habana en  1867, en el seno de una familia de intelectuales.

Mestre se puede considerar un caso atípico dentro de los nominados al Premio Nobel en Literatura, ya que no se destacó por escribir textos de ficción. Fue una consagrada helenista que tradujo del griego al español los poemas de Homero La Ilíada y la Odisea, y la primera mujer que realizó dicha faena con ambos poemas. También se destacó en la traducción de otros clásicos de la antigüedad y fue una gran políglota que dominó el latín, francés, griego, inglés e italiano.

Defendió abiertamente la independencia y realización de la mujer mediante el cultivo de las letras, las ciencias o el arte, de modo que con su labor contribuyera al prestigio de su suelo natal. Lamentablemente, la mayoría de sus textos, incluso su traducción de ambos poemas homéricos, se encuentran inéditos en los fondos del archivo del Instituto de Literatura y Lingüística.

En 1934 tendríamos el primer nominado en la categoría de la Paz. Se trata de Moisés Almeida-Vieites y Rondón. Nació en La Habana en 1881, ejerció la abogacía y escribió numerosos tratados sobre Derecho. Integró el Colegio de Abogados de la capital y fue profesor de Derecho de La Universidad de La Habana. También fue presidente del grupo cubano de la asociación internacional de derecho penal desde donde abogó por la paz.

Su nominador fue Pedro Cúe y Abreu quien argumentó en la documentación que Moisés “había formulado un plan que pondría fin a la guerra si se llevaba a cabo.” Las pocas fuentes bibliográficas no nos permiten precisar con exactitud a qué conflicto en específico se refería.

Ningún cubano ha logrado más nominaciones en un mismo año que Antonio Sánchez de Bustamante y Sirvén, prestigioso jurista nacido en La Habana en 1865. Destacado pedagogo de La Universidad de La Habana, fue especialista del Derecho Internacional Privado, lo que lo llevó a desempeñarse como miembro de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya en 1908 y uno de los jueces fundadores de la Corte Permanente de Justicia Internacional en 1921.

Famoso es el Código que lleva su nombre, que pretendió establecer una norma común para todo el continente. Si bien tuvo una aceptación tibia por varios países, fue firmado el 28 de febrero de 1928 en La Habana, durante la celebración del VI Congreso Panamericano.

La Segunda Guerra Mundial sorprendió al cubano en ejercicio de sus funciones como juez de la Corte Permanente de Justicia Internacional, desde allí lucharía y abogaría por poner fin al conflicto. Esa lucha lo llevó a estar entre los nominados al Premio Nobel de la Paz en 1948 y al año siguiente sería propuesto por cuatro prestigiosas personalidades. Desdichadamente en ninguno de los dos años logró alzarse con el galardón.

Según consta en la documentación de la Fundación sueca, el cubano pretendió “utilizar el derecho internacional como un medio para lograr el entendimiento mutuo y establecer un sistema de derecho consuetudinario que pudiera usarse para resolver disputas internacionales».

Más de 15 años tendría que esperar la Isla para contar con otro nominado, en esta ocasión no se trataría de uno nacido en Cuba, pero sí hijo cultural de ella. Nos referimos a Alejo Carpentier y Valmont, quien nació en Suiza en 1904 y llegaría a Cuba a los pocos años de edad.

Novelas como El reino de este mundo, Los pasos perdidos, El siglo de las luces o la Consagración de la primavera lo convirtieron uno de los escritores más importantes de la literatura hispana de la segunda mitad del siglo XX y uno de los novelistas cubanos que más impacto ha tenido en el mundo.

Su primera nominación se produjo en 1965, lo cual se repitió al menos en tres ocasiones más, siempre propuesto por prestigiosos profesores o literatos estadounidenses y europeos. Al igual que los demás, no alcanzaría a llevarse el prestigioso premio.

Sin duda alguna, si bien ninguno pudo alzarse con el Nobel, cada uno de estos cubanos engrandece la memoria histórica y cultural de nuestra nación.

Tomado de Cubadebate

Tomado de Cubadebate

Medio de información alternativa que alerta sobre campañas de difamación contra Cuba. Publica noticias y análisis con un tratamiento objetivo de los hechos. Muestra los intereses que el poder global oculta para mantener sus privilegios. UCI, La Habana, Cuba. editor@cubadebate.cu

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