Género e inclusión

Mujeres, del silencio al empoderamiento en la industria tabacalera cubana

Portada

La Habana, (Prensa Latina) En la cultura tabacalera de Cuba la mujer pasó del silencio y la discriminación a la visibilidad, la igualdad y el empoderamiento, aunque todavía persisten incomprensiones, afirmó la Premio Habano en Comunicación, Zoe Nocedo.

En exclusiva con Prensa Latina Nocedo, la primera mujer en adquirir tal reconocimiento en Comunicación, profundizó sobre la presencia femenina durante la evolución del tabaco cubano, desde su cultivo en las etapas más aborígenes hasta la elaboración del producto entre los siglos XVIII y XXI.

En la segunda mitad del siglo XVIII, explicó, cuando ya existía una industria tabacalera en Cuba, el silencio predominó sobre todas las labores desarrolladas por las mujeres, dado, en gran parte, por una sociedad machista, pues las féminas se apreciaban solamente desde el punto de vista sensual, asociadas primero al cigarro y luego al tabaco, pero no por su desempeño.

A juicio de la experta, fueron silenciadas por el temor masculino a ser desplazados del torcido en Chinchales (fuente incipiente de la industria tabacalera) porque está comprobado que las manos de la mujer son mejores para la manipulación de las hojas y elaboración del tabaco.

Foto1

UN POCO DE HISTORIA

Desde la legendaria fábrica Partagás, Nocedo explicó a esta agencia que la incorporación extraoficial de la mujer a este sector fue una consecuencia de los intereses de las clases más poderosas ante el incremento de la demanda de puros.

Ejemplificó que a mediados del siglo XVIII en la Casa de Beneficencia, las huérfanas trabajaban como torcedoras, en parte, por un mercado demandante, pero también para responder a las necesidades de manutención de esas muchachas y niñas, a las cuales tiempo después se sumó la contratación de 100 negras esclavas.

El motivo fue la necesidad -detectada por la Sociedad Económica Amigos del País- de aumentar la producción tabacalera, no por la capacidad y ni por la posición que podrían ocupar en esa industria, reiteró Nocedo quien fungiera durante 21 años como directora del Museo del Tabaco.

foto 2

Con el tiempo creció la incorporación de las mujeres pero a través del trabajo doméstico, desde el silencio torcían el tabaco en sus casas porque no podían aparecer como mano de obra esencial, destacó la investigadora.

Una muestra de ello es que durante el censo poblacional de 1861 no aparece el desempeño de las féminas en el sector tabacalero sino en oficios como costureras, lavanderas o maestras, ejemplificó.

Solo a fines del siglo XIX –alrededor de 1879-  son reconocidas oficialmente como despalilladoras, y posteriormente como anilladoras. Pero quedaban otras batallas, los hombres les negaban el trabajo como torcedoras y, además, eran objeto de discriminación en cuanto a puestos de trabajo y condiciones salariales, profundizó.

Infografia 1

Sin embargo, al iniciar las Guerra de Independencia ocuparon todas las labores tanto para mantener la producción tabacalera como en la lucha independentista como en los clubes patrióticos.

En esas condiciones permanecieron hasta los primeros años de la República, una etapa signada por las luchas en pos de la igualdad, dijo mientras miraba la galera donde tuercen el tabaco hombres y mujeres sin distinción.

foto 3

EL CAMBIO

En 1966, al aparecer la marca Cohíba -la más famosa de las 27 que contiene el vitolario- el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, se interesó por la cantidad de torcedoras en el país  (unas mil en aquel momento), tiempo aproximado para el aprendizaje del  oficio, relató.

De ahí surgió la idea de crear la primera escuela de torcedoras, explicó, tras una convocatoria de la Federación de Mujeres Cubanas a los pocos días se sumaron otras 15 mujeres a las cuatro iniciales, pero la masividad comenzó en 1967 con el Plan Tabaquera diseñado para más de 100 féminas, un proyecto que se extendió gradualmente por el país.

Esa  primera enseñanza posibilitó la incorporación masiva de la mujer como torcedora, y aunque se eliminó la desigualdad salarial en la industria del tabaco, no significó la inexistencia de  discordias, machismos o inquietudes, aunque desde el inicio quedó establecida la igualdad de condiciones y facilitó el desempeño femenino en otras labores antes vedadas, subrayó Nocedo.

Ejemplo es la lectura de tabaquería antes reservada solo para los hombres, en cambio tras la proliferación de la mujer en la industria tabacalera actualmente predominanlas féminas que realizan esa labor.

EL EMPODERAMIENTO

Un elemento significativo es el empoderamiento femenino, un proceso paulatino que visibilizó y demostró -tras el silencio- todas las capacidades, habilidades y conocimiento de las mujeres.

infografia 2

Hoy se desempeñan en cualquier área, como directoras de fábricas de empresas tabacaleras, jurídicas, comunicadoras, incluso recientemente, por primera vez, una mujer ocupa el cargo de copresidenta de la Corporación Habanos S.A., Maritza Carrillo, puntualizó.

En opinión de Nocedo se aprecia un empoderamiento de la mujer en la cultura tabacalera ganado por su trabajo, luego de ser invisibilizada durante años, y remarcó que siempre participó en las labores de cultivo, y en los procesos preindustrial e industrial del tabaco.

Actualmente, no existe desigualdad social o de salarios, pero si persisten incomprensiones por el machismo que puede prevalecer, todavía, en la mente de algunos hombres, más no en las leyes concluyó.

infografia 3

DE OFICIOS VEDADOS Y SUEÑOS ACTUALES

El lector de tabaquería es uno de los oficios más legendarios del sector,  surgió a mediados del siglo XIX y desde noviembre 2012 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, otro de los trabajos también vedados para el sexo femenino, aunque hoy la realidad es diferente.

La pesquisa llevó esta agencia a la Empresa de Tabaco Torcido Miguel Fernández Roig, La Corona, donde labora Odalys Lara, la lectora de tabaquería con mayor tiempo en la profesión en La  Habana, y quizás en el país, tal afirmación la validan 28 años de profesión.

Foto 5 entrevistada 2

Curioso resulta que se trata de un puesto por concurso, es necesario contar con la aprobación de los trabajadores mediante voto secreto, en el caso de Lara fueron 21 días de pruebas junto a otros dos candidatos hombres hasta ser electa como lectora de La Corona.

En la tabaquería, comentó, siempre existe un momento en que la hoja del tabaco se impregna de la voz del lector, de la trasmisión del conocimiento a los trabajadores, de la calidez cubana, y de comunicar las vivencias.

Todo puro tiene una gota de esa sabiduría y concentra el deseo de prevalencia del habano en el mercado mundial por los siglos de los siglos, dijo Lara emocionada.

EN LA GALERA, LA VIDA

Casi puede decirse que pasaron siglos hasta que las mujeres en las galeras pudieron torcer los puros en condiciones de igualdad con los hombres, una realidad presente hoy y con garantías de continuidad para las futuras generaciones.

Desde la Corona, la torcedora Yetel García comentó a Prensa Latina que comenzó en el mundo de aprender a hacer un habano con apenas 21 años y hoy tiene 18 años de labor en la fábrica, claro el inicio no fue fácil, pero al final lo logró.

Foto 6 entrevistada 3

“Creo que ha sido una bendición porque aunque la actividad es intensa, también es hermoso hacer algo con tus manos como cuando el artista cuando pinta un cuadro, al final ves el fruto tu trabajo luego de una jornada”.

Según cuenta García esta profesión le posibilitó mostrar su trabajo en otros países, enseñar cómo se hace un habano, y crear una familia, en sus palabras “la fábrica es como si fuese mi segundo hogar”.

Relatos que muestran cómo la mujer pasó del silencio y la discriminación a la visibilidad, la igualdad y el empoderamiento, sin desigualdades salariales o sociales, aunque aun persistan algunas incomprensiones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *