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El nasobuco, la pieza indispensable de estos y viejos tiempos


El nasobuco, la pieza indispensable de estos tiempos

Los más jóvenes quizás piensen que el nasobuco o mascarilla como también se le llama surgió con la Covid-19, sin embargo, la realidad es otra ya que se conoce desde tiempos atrás.

Los expertos coinciden que su uso es una de las medidas más efectivas para evitar el contagio de enfermedades trasmisibles, aunque es cierto, que en los meses de calor resulta incómodo.

Lo cierto es que historias interesantes y distantes en el tiempo acompañan a los nasobucos. El militar y escritor romano conocido como Plinio el viejo, uno de los hombres más sabios de su época, recogió en Historia Natural, enciclopedia en que compendió el saber humano durante la segunda mitad del siglo uno, una original alternativa usada por quienes trabajaban con el cinabrio «€“pigmento para las pinturas murales- para no inhalar ese polvo dañino: pieles de vejigas blandas de animales que protegían boca y nariz.

Probablemente esa sea una de las primeras alusiones al uso de mascarilla en la historia de la humanidad.

Por su parte, el genial Leonardo da Vinci, ya en pleno Renacimiento, recomendaba usar paños húmedos sobre la boca y la nariz para combatir la respiración de agentes infecciosos.

Entre los años 1603 y 1868 (período Edo) las mascarillas se usaron en Japón. Algunas personas cubrían sus rostros con pedazos de papel o con una rama de sakaki, planta considerada sagrada, para evitar que su «€œaliento sucio»€ saliera al exterior.

En Persia se han encontrado máscaras con tapabocas datadas en 1650. En el antiguo Egipto empleaban una especie de mascarillas ceremoniales, sobre todo los altos mandatarios; mientras que, en China, los sirvientes usaban también una especie de cubre bocas para llevarle las comidas al emperador, según narró Marco Polo.

Si en los inicios solo los médicos empleaban esos artilugios, con el avance del tiempo y las epidemias su uso se extendió a las poblaciones.

El nasobuco, la pieza indispensable de estos tiempos

Durante la peste de Marsella, en 1720, por ejemplo, los encargados de trasladar los cadáveres a las fosas comunes cubrían sus vías respiratorias con un paño doblado que se empapaba regularmente en vinagre.

Ya a finales del siglo XIX, Luis Pasteur demuestra que son los agentes infecciosos microscópicos los causantes del contagio y no la teoría de las miasmas o hedores. Se inventó entonces una «venda bucal» formada por una compresa de tela de muselina para cubrir boca y fosas
nasales.

Pero fue la llamada Peste de China, que abatió a Manchuria en 1910 con una feroz tasa de mortalidad de casi el 100 por ciento de los contagiados, la que marcó un punto de inflexión en el uso de mascarillas de modo generalizado.

El médico Wu Lien-teh se trasladó allá para tratar de poner freno a aquella debacle que atribuían inicialmente a la picadura de las pulgas. El joven galeno nacido en Malasia y formado en Cambridge, concluyó que la transmisión no era por esos insectos sino por el aire. A partir de ese momento, la demanda de mascarillas subió asombrosamente, todo el mundo las llevaba y así lo evidencian fotos de la época.

El nasobuco, la pieza indispensable de estos tiempos

Aseguran que el nasobuco ideado por Wu es el más cercano antecedente de la actual mascarilla conocida como N95, ideada hace unos 30 años por el científico taiwanés Peter Tsai. Al desatarse en 1918 la gripe española la mascarilla del Wu era conocida y su uso salvó a millones de personas.

El empleo de mascarillas ha sido tradicional en el mundo asiático, para enfrentar la contaminación del aire además de cuidarse de enfermedades. En occidente, aun cuando durante la gripe española sí se emplearon mascarillas, no fue de manera continuada, y es a partir de la pandemia causada por el SARS-CoV-2, o nuevo coronavirus, que usarlas se hace necesidad vital.

En Cuba se ha vuelto imprescindible la medida para frenar a la Covid-19 y a todos se aconseja, a la vez que se exige, que las usen siempre en lugares públicos. Se comparte la certeza de que su uso es indispensable en estos tiempos de pandemia.

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