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La pedagogía, su valor

Si estamos de acuerdo en que los educadores entregan parte de su vida al equilibrio de una nación, estaremos de acuerdo en hacerle cada día un regalo

Una sociedad podría prescindir de algunas profesiones y oficios, pero nunca le será improductiva la labor de los educadores. Entre muchas razones, coincidiremos en destacar que es el arte de la enseñanza el cimiento de todo lo que nos rodea.
Multiplicar saberes, como don inherente a los seres humanos, tiene expresiones diversas desde la familia y la propia vida social, sin embargo, encuentra feliz reinado en quienes elijen este camino por vocación. Hay aquí también Ciencia interesante para aplicar y seguir descubriendo.
No obstante, algo tan sublime debe ganar también la lucha contra los esquemas. Sí llega a la realidad una clase magistral sin que antes se hayan llenado cuartillas bajo el manto de la planificación. Sí edifica la reflexión sabia sobre la actualidad y su relación con el pasado. Sí engrandecen las dobles oportunidades y la confianza depositada en el estudiante por un resultado mejor. La disciplina asciende su valor si es espontánea.
Cuesta creer que en ocasiones los aires no estén a favor de quien educa. Impopulares porque son jóvenes que se forjan en la práctica o porque son experimentados anclados al pasado siglo. Indecentes por aceptar regalos dentro o fuera de la jornada que festeja su gremio. Imprudentes por mostrar a una familia los desatinos que desde el aula protagoniza uno de sus miembros.
De quien educa siempre hablarán, en positivo o negativo, porque es parte del proceso. Un ser humano que asume su misión frente a decenas de mentes despiertas o no. Un ser humano que puede equivocarse, incluso, mientras encuentra la vocación en el camino. Un ser humano que buscará decir la verdad, porque en esta avivará la esperanza de un mejor resultado.
Si estamos de acuerdo en que los educadores entregan parte de su vida al equilibrio de una nación, estaremos de acuerdo en hacerle cada día un regalo. Ni el obsequio más caro iguala el valor de la pedagogía que llevan dentro, aunque esta aún esté por cuajar. Son tiempos difíciles, pero comencemos por lo fundamental: una dosis bien cargada de amor y respeto.

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